COLUMNA INVITADA

Mis deseos para 2022

Para México, yo deseo esperanza. Las negras nubes, los malos augurios, la cuarta ola del Covid, la economía que no despega y la inseguridad que no cede, pueden ser superadas

OPINIÓN

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Cecilia Romero / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El inicio de un nuevo año es la época de los deseos, el tiempo de los propósitos, el momento de las decisiones, la lista de cambios, el volver a empezar. Es también espacio de reflexión, de toma de conciencia sobre la realidad a la que nos enfrentamos en este 2022, de medir nuestras fuerzas individuales y colectivas, nuestros anhelos y frustraciones, nuestros alcances y posibilidades.

Dentro de las aspiraciones para este año es conveniente priorizar, para poder aprovechar la energía en hacerlas realidad. Así como ha de ser complicado para los lingüistas y filólogos elegir la palabra del año, también en cuanto a los deseos resulta difícil definir a cuál le damos mayor importancia, pero siempre es bueno hacer el esfuerzo, porque el desear demasiadas cosas muy probablemente nos llevará a no conseguir ninguna de ellas.

Para México, yo deseo esperanza. Las negras nubes, los malos augurios, la cuarta ola del Covid, la economía que no despega y la inseguridad que no cede, pueden ser superadas por el aceleramiento de la vacunación, el fortalecimiento de las instituciones, la incorporación de nuevas tecnologías, la mitigación del cambio climático, la práctica cotidiana de la democracia.

Para la sociedad mexicana, deseo determinación. Tiene que ver con resiliencia, con valentía, con ingenio. La determinación colectiva se sustenta en la convicción de que contamos con el otro. De esto conocemos bien; el apoyo durante lo más duro de la pandemia a través de organizaciones civiles, de grupos apostólicos, de comunidades vecinales palió el sufrimiento de muchos. Cuando la sociedad toma conciencia de su capacidad y asume con seguridad su papel comunitario, las cosas en verdad pueden mejorar.  La solidaridad es el amor al prójimo hecho realidad. La participación ciudadana es la simiente del cambio.

Para las familias, mi deseo es fortaleza. “La familia es el cauce principal de la solidaridad entre generaciones, es el espacio primario de la responsabilidad social, que debe ofrecer la más leal red de seguridad y de afecto ante contingencias y amenazas.” La familia debe fortalecer sus lazos, profundizar sus afectos, enaltecer sus raíces y proyectar su potencial. La fortaleza de la familia se refuerza en Navidad, en la convivencia, la plática, los juegos y los rezos, en la cena y los cantos. La familia es fuente de alegría y de energía.

Y para todos, deseo paz interior. La familia, la sociedad y la patria están constituidas por hombres y mujeres que las conforman y que les dan carácter, consistencia y futuro. Las contrariedades y las pérdidas son experiencias que pueden ayudarnos a crecer. La paz interior no es pasividad, ni desinterés. Es capacidad de asumir la vida con serenidad y afrontarla con claridad de juicio. Es ver con espíritu de trascendencia lo que sucede, para transformarlo en bien propio y de los demás.

¡Feliz Año Nuevo!

POR CECILIA ROMERO CASTILLO
COLABORADORA
@CECILIAROMEROC

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