Comienzo diciendo que no se trata de ser fatalista, pero 2022 será un año complicado, debemos tenerlo claro para estar preparados y poder asumir con mayor claridad los retos que nos esperan. Realizar un balance entre nuestras fortalezas, debilidades y circunstancias nos dará la oportunidad de preparar un plan de acción para sortear la adversidad. Insistir, sin ningún elemento confiable, en que vamos requetebién es una necedad difícil de sostener.
Ómicron y Delta, a pesar del desdén de nuestras autoridades, son ya una realidad que está generando una nueva ola de contagios en nuestro país. El conteo de nuevos casos por parte de las autoridades nunca ha sido confiable. La realidad nos dice que hay muchos más contagiados de los reportados y si a esto añadimos la disminución de la efectividad de las vacunas frente a las nuevas cepas, tenemos un problema de difícil solución.
Para una economía como la nuestra, regresar al confinamiento no es una opción viable, pues ello significaría la muerte prematura de miles de pequeñas y medianas empresas que apenas sobreviven. Pero si el número de contagios se dispara y el sistema de salud no tiene la capacidad de atender a los enfermos, podríamos vivir una suerte de confinamiento voluntario, lo que generaría una nueva presión en distintos sectores económicos.
El gobierno sabe a lo que nos enfrentamos, pero no está dispuesto a decretar mayores restricciones sanitarias ni a otorgar apoyos económicos a los sectores productivos, sigue en el entendido de priorizar sus obras emblemáticas y los programas sociales destinados a sus bases de apoyo, lo que presenta un panorama muy difícil para millones de trabajadores en nuestro país. Solo podemos esperar que los vaticinios no se cumplan y correr con suerte.
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Si esto no fuera suficiente, habrá elección para gobernador en 6 estados del país; Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, lo que generará un ambiente de mayor confrontación política, además, está pendiente la consulta de revocación de mandato, lo que ya enfrentó al INE con el presidente. No existe un escenario más desfavorable para la estabilidad política de un país que los conflictos entre el gobierno y la autoridad electoral.
Por último, el nuevo año nos recibe con un incremento de precios generalizado, con el aumento de impuestos y con niveles inflacionarios no vistos en los últimos 20 años. La precariedad se empieza a sentir con mayor fuerza en los bolsillos de las personas. Los tres, son elementos preocupantes para cualquier país; una pandemia, inestabilidad política y crisis económica pueden ser los ingredientes para la tormenta perfecta.
El año pasado fue difícil para los mexicanos, y el comienzo de 2022 nos presenta un escenario similar; la previsión, el recorte de gastos y la posibilidad de ahorro son buenas opciones ante la incertidumbre. Me gustaría que fuera diferente, pero hasta el momento el nuevo año nos pinta así.
POR HÉCTOR SERRANO AZAMAR
COLABORADOR
@HSERRANOAZAMAR
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