COLUMNA INVITADA

Vaya que Machu Pichu es una maravilla

Misteriosa, sobre un verde espléndido y detrás la majestuosa Huayna Pichu, montaña nueva

OPINIÓN

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Laura Elena Gerdingh / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Desde la hermosa ciudad de Lima volamos a la exquisitamente bella capital Inca, Cusco.  Ahí tomamos un camión que nos llevó por una estrecha carretera hasta Ollantaytambo.  Ahí esperamos algunos minutos a que saliera el tren que nos llevaría a Aguas Calientes.    Los paisajes que admiramos en el trayecto, parecían salidos de una postal.  Ríos, piedras, montañas, árboles, arbustos, helechos, flores, nubes y cielo  juguetones creaban distintos paisajes a cada momento. Por las enormes ventanas que cubren hasta el techo del tren se nos aparecían encantadoras vistas por doquier. Mientras tanto yo pensaba “Gracias vida que puedo ver y así admirar estas sublimes obras de arte que me colman de paz.” Ese rincón del mundo es especial pues revela algunos secretos de la Amazonia que se mezclan con los de los Andes.  ¡Vaya que resulta hermosa esta combinación!   Esa noche cenamos y dormimos temprano. Al día siguiente debíamos madrugar para tomar el camión que nos dejaría en la base de nuestro emocionante destino, esta maravilla del mundo moderno. ¡Al día siguiente conoceríamos Machu Pichu!

Después de algunas peripecias para comprar los boletos del autobús logramos llegar al inicio del pequeño tramo de camino Inca que recorreríamos encantados y ansiosos por deleitarnos con lo que nuestra aventura tuviera que ofrecernos.  Veníamos siguiendo al guía y escuchando su relato, cuando el empinado camino Inca giró a la izquierda, abriéndose del lado derecho una ventana desde la cual miré por primera vez esta espectacular imagen.  Machu Pichu misteriosa, sobre un verde espléndido y detrás majestuosa Huayna Pichu, montaña nueva.  Detrás de ella el resto de los elegantes Alpes Peruanos coronados por un cielo de magnánimas nubles blancas.  La voz del guía se apagó, todo desapareció.  Por unos instantes sólo existimos Machu Pichu, una enorme gratitud y mi corazón abierto, vivo, feliz disfrutando una imagen única, esa maravilla del mundo moderno que fue construida en el año de 1450, durante el reinado del inca Pachacutec.  Me pregunto si este gran constructor con esta visión de hacer algo tan magnífico pudo llegar a dimensionar lo portentoso de su legado y el impacto que llegaría a tener en el mundo entero durante tanto tiempo.  Mis ojos quedaron inundados de tanta belleza y de algunas lágrimas que se asomaron pues mi ser no pudo contener tanta emoción.   Por qué decidieron construirla en ese lugar es algo que al parecer nunca sabremos con exactitud. No importa, no necesitamos saberlo, basta con agradecerlo.  La travesía para llegar a este hermoso lugar había valido la pena. 

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Después de aprovechar cada punto desde el cual se disfrutaba un nuevo ángulo de este espléndido centro, sintiéndonos verdaderamente atraídos por su encanto, recorrimos los diversos templos, construidos con impresionantes bloques de piedra de granito que llegan a pesar decenas toneladas.  Bloques tallados con tanta precisión, que nos obliga a preguntarnos ¿Cómo pudieron hacerlo?  En este etéreo lugar, el tiempo toma otra dimensión. Parece detenerse y a la vez transcurrir demasiado rápido. Al final del recorrido me giré para mirar por última vez este espectáculo y mis ojos volvieron a inundarse de lágrimas mezcla de gratitud al saberme inmensamente afortunada por estar ahí, emoción por el impacto que su belleza produjo en mi corazón y por algo de melancolía ante la inevitable despedida de este hermoso lugar, sabiendo que seguramente nunca volveré, pero sabiendo también que nunca la olvidaré.

Por siempre gracias.

POR LAURA ELENA GERDINGH
PSICOTERAPEUTA / SPEAKER
@LGERDING

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