El futuro está en manos de las nuevas generaciones. Esta es una oración que solemos escuchar y afirmar en nuestras discusiones con familiares y amistades y, que se repite en la esfera política, empresarial y de la sociedad civil. Si bien es cierto que las nuevas generaciones son las que el día de mañana estarán al frente de los planes de acción y toma de decisiones para abordar los grandes retos y oportunidades de la humanidad, el futuro es una tarea compartida que se construye y debería comenzar a construirse hoy, con todas las generaciones trabajando en conjunto.
Entonces, ¿por dónde empezar? El 24 de enero, se celebró el cuarto Día Internacional de la Educación, bajo el lema “Cambiar el rumbo, transformar la educación”. Ahí está la respuesta.
Esta era digital toca y transforma todos los aspectos de nuestras vidas, e impacta de manera importante el aspecto educativo. Esta influencia incrementó debido a las condiciones derivadas de la contingencia sanitaria por COVID-19, que nos demostraron que el futuro de la educación ya está aquí: la cibereducación.
Sin embargo, a nivel mundial existe una brecha digital y de ciberprofesionales; para cerrarlas, se deben impulsar esfuerzos que involucren la creación de políticas públicas que atiendan este aspecto y acerquen estas herramientas y conectividad a las poblaciones más marginadas.
En ese sentido, si queremos explotar todas las bondades de la transformación de los sistemas educativos que se ha ido gestando durante los últimos años con la incorporación de las tecnologías de la información dentro y fuera de las aulas, es imprescindible no perder de vista la inclusión de la ciberseguridad para que las infancias y adolescencias cuenten realmente con las competencias que les permitan ser personas ciberconscientes, informadas, responsables y puedan desarrollarse de manera segura en el ecosistema digital.
Ante los riesgos del ciberespacio, como puede ser la violencia digital a través de grooming, prácticas online de personas adultas para ganarse la confianza de una persona menor de edad con fines de satisfacción sexual o robo de información, a través de técnicas de ingeniería social como phishing, vishing o smishing, repensemos las necesidades educativas actuales y la manera en la que aprovechamos la tecnología.
En ese sentido, la formación de la cultura de la prevención digital y su incorporación en los programas curriculares es un componente clave para proteger y empoderar a las nuevas generaciones –llamadas “nativas digitales”, dado que desde el inicio de su vida han estado en contacto con dispositivos digitales y el uso frecuente de lnternet– en esta nueva realidad digital.
Metabase Q, empresa líder de ciberseguridad en América Latina, trabaja de la mano del sector público, privado, expertos en la materia y sociedad civil para construir una comunidad consciente en ciberseguridad.
Como parte de este esfuerzo, destaca su convicción en el libre acceso a la educación en ciberseguridad, por lo que este año, continuará estrechando lazos con todos los actores relevantes para “cambiar el rumbo, transformar la educación” y que la niñez de nuestro país y la región cuente con los ciberconocimientos desde su educación inicial.
POR XIMENA MÉNDEZ
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