DE LEYENDA

Salir a ganar

Patrick Mahomes y Josh Allen no serán enemigos, pero sí lucharán uno contra el otro, saldrán siempre a ganar y eso los hará mejores deportistas

OPINIÓN

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Gustavo Meouchi / De Leyenda / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

¿Para qué vemos el americano, o cualquier otro deporte, sino para mirar una batalla emocionante en la que siempre hay un vencedor?

El domingo pasado, la segunda semana de la postemporada de la NFL, cerró con un duelo a la altura de toda la competición. Los Bills de Búfalo fueron a Kansas City a enfrentarse con los Jefes.

Para mí este partido era el que ofrecía más incógnitas, sobre todo, en un fin de semana rompequinielas, que dejó fuera a los dos primeros sembrados de cada conferencia, los Titanes de Tennessee y los Empacadores de Green Bay, y también al siempre favorito Tom Brady y sus Bucaneros de Tampa Bay.

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Los Jefes de Kansas City tal vez tenían más papeletas ganadoras, jugaban en casa, perdieron el liderato de la Conferencia Americana por una travesura de los Bengalíes de Cincinnati que esperan repetirles la dosis y, sobre todo, supieron enfrentarse a sus problemas durante toda la temporada regular, ajustar a su defensa, diversificar la ofensiva y dar espacio para que Patrick Mahomes siguiera madurando como mariscal de campo.

El trabajo de los Bills fue muy similar. Su constancia y números pudieron parecer más discretos, pero apenas el fin de semana anterior, en la jornada de comodines, dieron un partido histórico anotando cada vez que estuvieron a la ofensiva, dejándonos boquiabiertos, mirando como despedazaban a unos Patriotas que no tenían ni idea de qué los estaba arrollando, cosa que no suele ocurrirle al equipo de Bill Belichick.

Al inició del juego, sin ningún tipo de complejo, los Bills consumieron siete minutos en la primera serie ofensiva, se la jugaron dos veces en cuarta oportunidad, y coronaron anotando por acarreo. La serie completa envió un mensaje muy claro: “queremos poner el ritmo del partido y no nos intimida tu defensa”. Me parece que funcionó, porque en el turno de los Jefes ellos parecían más intimidados en su propia casa, lo que obligó a Mahomes a correr muchas veces por su vida y para mantener viva su serie, porque su ofensiva se encontraba nulificada. Finalmente, tras un esfuerzo enorme, el mariscal de campo tocó la señal naranja que marca el plano de la zona de anotación y por fin empató el juego. Los Jefes tampoco se iban a dejar apabullar.

Josh Allen, mariscal de los Bills, contestó en su siguiente turno que él también podía correr y lanzar. Y entonces el partido fue un ida y vuelta de avanzadas y puntos. Quizá sea fácil para mi decirlo, con mis Acereros fuera, pero llegó el momento en que ya no importaba quién ganara, solo importaba seguir viendo un encuentro emocionante en el que cualquier cosa podía pasar.

El último cuarto del partido el marcador favorecía a los de casa 21-23. Fue cuando presenciamos otro ejemplo de por qué nos apasiona este deporte. Los Jefes inician su serie ofensiva y despejaron sin lograr nada. A los Bills les pasó lo mismo en su oportunidad, sólo que en el despeje Tyreek Hill, receptor de los Jefes, se descolgó hasta la yarda 16 del campo contrario. Pese a la ventaja que eso suponía, los Jefes no consiguieron la anotación y tuvieron que conformarse con un gol de campo que puso el marcador 21-26. En el siguiente turno, los Bills consiguieron la tercera anotación de Davis en el juego y apostaron por la conversión de dos puntos, obteniéndola y poniendo el marcador 29-26.

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En su oportunidad Mahomes buscó a Tyreek por el centro, quien tras recibir el balón logró escapar 64 yardas. Con la anotación y el punto extra de Butker, los Jefes se ponían 29-33.

En el contragolpe, los Bills anotaron y dejaron 13 segundos en el reloj con un pase de Allen a Davis para su cuarto touchdown de la noche. Estábamos 36-33.

En esos 13 segundos los Jefes hicieron dos jugadas para ponerse apenas en zona de gol de campo. Butker consiguió tres puntos tras superar 49 yardas y el juego se empató.

Si pudiera pedir un deseo, pediría que el juego hubiera terminado ahí. No porque no quisiera seguir viendo a estos dos equipazos y disfrutando del duelo, sino porque lo que pasó después no tiene tanto que ver con su esfuerzo sino con la suerte. Nunca como en este tiempo extra he sentido que la controvertida regla de la muerte súbita en el tiempo extra es injusta.

Los Jefes ganaron el volado y lograron una anotación en su serie ofensiva que le impidió a Allen ya su equipo tener una nueva oportunidad en el campo. Así, una escuadra que al menos merecía la oportunidad de contestar se fue a casa por segundo año consecutivo.

Y entonces vino la magia de esa noche, una magia que convirtió algo que parecía un final en un comienzo.

Una parte vital del deporte, en general, es la competencia. Nada tendría sentido si no pudieran medirse dos oponentes para saber quién es el mejor.

A lo largo de los años hemos disfrutado de muchas rivalidades deportivas. En mi memoria están esos partidos entre los Acereros de Pittsburgh y los Vaqueros de Dallas, a finales de los años 70 y principios de los 80. Su rivalidad dio color a dos Súper Tazones y enfrentó a Terry Bradshaw y Roger Staubach. La siguiente generación disfrutó de los enfrentamientos entre Peyton Manning y Tom Brady, jugando para los Potros de Indianápolis y los Patriotas de Nueva Inglaterra, respectivamente.

Y el domingo pasado, al ver al serio y más bien parco Patrick Mahomes correr por todo el campo para abrazar a Josh Allen, fuimos testigos de lo que creo es la nueva rivalidad que definirá esta época de la NFL. Sé que los Jefes y los Bills se enfrentarán muchas más veces en el futuro, que uno al otro se superarán entre ellos y a sí mismos, cada vez que puedan, y eso le inyectará vida a este deporte y a nosotros nos regalará noches inolvidables como la del domingo pasado. Patrick Mahomes y Josh Allen no serán enemigos, pero sí lucharán uno contra el otro, saldrán siempre a ganar y eso los hará mejores deportistas y no puedo más que esperar eso con mucha ilusión y sentirme feliz, porque tendré la oportunidad de verlo. Salud por ellos y salud por nosotros.

POR GUSTAVO MEOUCHI
COLABORADOR
@GUS23258924

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