MALOS MODOS

El testamento

En cualquier escenario, el hecho ineludible es que el Presidente no es consciente de esa cosa que está allá afuera, aferrada, incordiante, malintencionada: la realidad

OPINIÓN

·
Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

No hay manera de tranquilizarse con lo del testamento del Presidente. Y es que hay dos posibilidades. Una es que sea un mero manual, un cuadernito con instrucciones. “En Hacienda, pongan a quien sea. A fin de cuentas, el modelo es mío, y aplicarlo es tan fácil como extraer petróleo. Les encargo mucho a Gatell, tipazo. Intenten que resuelva sus diferencias con Alcocer, al que le agradezco mucho sus cuidados.

TE PUEDE INTERESAR: Para qué sirve López-Gatell

Tiene los dedos muy ásperos, pero esas frotadas de Vaporrú fueron providenciales. “En las mañaneras, Adán Augusto. Dios nos libre de una conferencia sin acento tabasqueño. En Cultura, que Alejandra siga los lineamientos de Beatriz, que, por supuesto, debe ser mi sucesora, interinamente, mientras Jesús Ernesto tiene edad de asumir”.

La otra posibilidad es que el Presidente no deje ooooootro informe de gobierno, o cosa parecida. Ya saben: que si se acabó la corrupción, que si ya mero el sistema de salud danés, que si ya viene la soberanía energética, que si atacamos de raíz el problema de la violencia, que si la pobreza va de salida, que ya somos todos buenos.

O sea, la otra posibilidad es que el Presidente vuelva a hablarnos de su inmortalidad; de su salto a la historia, como el prócer que estaba destinado a ser; como si en el futuro otro presidente, ante la Organización de las Naciones Unidas, explicara que a equis líder fascista le pusieron Andrea Emanuele en honor a él.

Lo dicho: pónganse a temblar. Porque, en cualquier escenario, el hecho ineludible es que el Presidente no es consciente de esa cosa que está allá afuera, aferrada, incordiante, malintencionada. La realidad, que le llaman. ¿Qué dice la realidad? Que tenemos 600 mil muertes por COVID-19. Que hay 16 millones de mexicanos que dejaron de tener acceso a la salud pública con la 4T. Que la corrupción empeora: estamos peor calificados que con Peña, como Pío, Ana Gabriela, Delfina o Bartlett y su hijo entenderán.

Que acabaremos el sexenio con varios millones de pobres más. Que murió el CIDE. Que el crecimiento, bye: se puso en negativos antes de la pandemia, cayó con ésta más que en el resto del mundo, y se sigue encogiendo, entre otras razones, porque se fue la inversión. Que al no crecimiento se suma una inflación de récord, o sea, que en una de esas ya le pegamos a la estanflación.

TE PUEDE INTERESAR: El CIDE, el presidente y sus comisarios

Que Pemex pierde mucho más que con el neoliberalismo, y que la violencia sigue en las mismas, muerte por muerte, con la diferencia de que ahora las elecciones, en buena medida, las define el narco. Que el país está deforestado gracias a los “programas sociales” y los elefantes blancos, caros y lentos.

Así que uso esta tribuna para pedirle respetuosa, fraternalmente al Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Andrés Manuel López Obrador, que deje lo del testamento por la paz. Vaya: que de perdida nos ahorre lo del notario.

POR JULIO PATÁN

COLUMNISTA

@JULIOPATAN09 

Sigue leyendo: 

Medicinas: el Presidente no puede dormir

Cómo vencimos a la pandemia

Gatell, los diputados y el escrutinio

MAAZ