El gobierno no cede a presiones internas, los rechazos y acciones para ver resultados y cambios tendrán que venir desde el exterior. Veamos lo que sucedió tan solo esta semana:
Fue la Secretaria de Energía de Estados Unidos Jennifer Granholm, quien transmitió las preocupaciones de la administración Biden-Harris sobre el potencial impacto negativo de las reformas energéticas propuestas por México a la inversión privada estadounidense.
Fue la canciller Erika Mouynes de Panamá quien acaba de informar sobre el rechazo del nombramiento de Pedro Salmerón como embajador mendiante una nota diplomática, al percatarse de las acusaciones por acoso sexual en su contra.
Fue el Presidente de España, Pedro Sánchez, quien no aceptó a Quirino Ordaz, señalando que no hay condiciones para otorgar el beneplácito debido a cuestiones políticas, aunado a que ‘no tiene un perfil diplomático’.
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Fue un Tribunal de Apelación de Estados Unidos también, el que confirmó cadena perpetua para el narcotraficante mexicano Joaquín, el “Chapo Guzmán” por tráfico de drogas y lavado de dinero.
Fue la Delegación de la Unión Europea, Noruega y Suiza la que emitió una declaración en donde condenaron el asesinato de la periodista Lourdes Maldonado en Tijuana y expresaron su preocupación por la falta de resultados en investigaciones abiertas para esclarecer los asesinatos de periodistas y evitar las “zonas de silencio”.
En el caso del CIDE, ante la imposición de Romero Tellaeche como director por parte de la directora del Conacyt, Elena Álvarez Buylla, se han agotado todas las vías para exigir legalidad: mesas de diálogo, protestas pacíficas, amparos, solicitudes de diálogo político con legisladores, recuperación de instalaciones y firma de cartas con el respaldo de la comunidad académica.
Al ritmo de “Si se niegan a escuchar, esto nunca va a parar” los estudiantes cerraron la carretera México-Toluca para evitar la reforma a los estatutos. Aún con ello, con 4 votos a favor de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el Fondo de Cultura Económica, la Secretaría de Educación Pública y la Secretaría de Energía, 2 en contra por parte de la Secretaría de Economía y el Colegio de México y una abstención del Banco de México; la Asamblea de Asociados votó a favor de modificar los estatutos del CIDE.
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No han bastado las movilizaciones sociales, las denuncias públicas, la evidencia probada y los argumentos en todos estos casos. Han tenido que ser otros países los que señalen y rechacen las acciones del gobierno mexicano. La diplomacia se alimenta de códigos, quizás para el CIDE, la exigencia y la resistencia deban venir también, desde el exterior.
POR ALEJANDRA CERECEDO CONSTANTINO
Asesora en el Senado de la República
SSB
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