OJOS QUE SÍ VEN

Y pensar que solo eran 24

Me gustaría ver la cara de quienes decían con gran vehemencia que en México “sólo hay 24 casos de ómicron”. Fue cuestión de horas para que ese argumento falaz cayera por los suelos

OPINIÓN

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Jesús Martín Mendoza / Ojos que sí ven / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Antes de ausentarme de los programas de radio y televisión que conduzco a consecuencia de resultar positivo a Covid-19, seguramente con la variante ómicron, planteaba al aire que me gustaría ver la cara de quienes decían con gran vehemencia que en México “sólo hay 24 casos de ómicron”. Fue cuestión de horas para que ese argumento falaz cayera por los suelos. Hay que reconocer que todos los gobiernos del mundo y de la historia, tienden a minimizar los problemas para una sociedad. Minimizar para no perder el control. Como resultado de una pésima, casi inexistente, gestión de la pandemia de coronavirus en México, aunado a una profunda irresponsabilidad y “valemadrismo” de la sociedad mexicana, nuestro país, según datos de la Organización Mundial de la Salud y de la Universidad John Hopkins, es de los más afectados en esta llamada cuarta ola de contagios por coronavirus. Que si las posadas, que si la navidad, que si el año nuevo y las reuniones familiares y con amigos son las responsables de este nivel de contagio, pues no es tan cierto del todo. Según datos de OMS, la incubación de la nueva variante de coronavirus ómicron es de tan sólo dos a tres días, a diferencia del virus ancestral descubierto hace poco más de dos años cuyo período de incubación era de al menos siete días. Esto significa que los más de 60 mil contagiados que informó la secretaria de salud la tarde del miércoles 19 de enero, se habrían contagiado el fin de semana pasado. Es decir, se contagian los mexicanos por hacer actividades normales, sin usar cubrebocas. Este fenómeno es impulsado por un gobierno temeroso de pasar a la historia como el de mayor contracción económica en los últimos 100 años, por lo que han decidido mantener las actividades normales, es decir, poner por encima de la salud pública, la salud económica por un mero interés político. Es insultante para quienes nos cuidamos, cómo los representantes de la actual política nacional, que se ponga el saco a quien le quede, aparecen soberbiamente sin usar cubrebocas. ¿Por qué? Porque alguno de sus asesores y en esa desmedida ambición de perpetuarse, les dijeron que usar cubrebocas o bozal como despectivamente lo califica el director de la Comisión Federal de Electricidad, los hace ver débiles. Más que al coronavirus y sus efectos, los políticos en turno le tienen miedo a la debilidad política, no tengo duda de ello, y en esa estrategia han muerto mucho más de 350 mil mexicanos; es un dato de guerra civil. De todos los contagiados, al menos el 80 por ciento son por la variante ómicron que invade al mundo entero. Hagamos nuestras cuentas, a ver si aún nos salen sólo 24.

Corazón que sí siente

No debería hacerle perder su tiempo con la directora del Conacyt, María Elena Álvarez Buylla, pero la comparación de los posgrados en universidades privadas con alimentos chatarra no puede dejarse pasar. La señora busca depauperar el pensamiento y conocimiento de México. Otro objetivo de los comunistas del Foro de Sao Paulo.

POR JESÚS MARTÍN MENDOZA
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