COLUMNA INVITADA

Culto a la personalidad

Francisco Bulnes fue un intelectual porfirista, miembro destacado del grupo de los científicos; ingeniero, historiador, periodista

OPINIÓN

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Onel Ortiz Fragoso / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Francisco Bulnes fue un intelectual porfirista, miembro destacado del grupo de los científicos; ingeniero, historiador, periodista. Todo juarista que se respete debe leerlo y debatir con él. Analizar sus argumentos, no para compartirlos, sino como un ejercicio intelectual. Batirse en buena lid con sus libros y artículos, no con su biografía. Dejar a un lado la descalificación simplista. Bulnes fue conservador, racista, clasista, pero también poseedor de una inteligencia excepcional, culto y dueño de una prosa aguda y puntillosa como pocas en México. El régimen postrevolucionario no le perdonó nunca sus críticas demoledoras a los mitos oficiales de Hidalgo, Juárez y Madero, la Santísima Trinidad de la historia escrita en bronce.

De este casi olvidado periodista recupero su idea de que el culto a la personalidad ha sido una de las calamidades más grandes de la política mexicana. Lo fue a principios del Siglo XIX, en los albores del Siglo XX y por supuesto, continua siéndolo en las primeras dos décadas del Siglo XXI.

La propensión de ver en las acciones de un mandatario, apenas ajustadas al deber, proporciones épicas dan al traste con la obra colectiva que los cambios sociales representan y con el avance civilizatorio de sucesivas generaciones. México no es un pueblo bárbaro, ignorante, perezoso o corrupto, pero tampoco es un pueblo libre, bueno y justo. La realidad siempre tiene matices definidos por hechos, no por intenciones y menos, por la retórica oficial u opositora.

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La reacción desde el poder siempre ha sido el de una vieja beata que reza en público y peca en privado. No sólo fue Bulnes el objeto de criticas y descalificaciones. Similar suerte corrieron en su momento otros historiadores como Daniel Cossío Villegas y Edmundo O´Gorman.

El primero rompió el optimismo alemanista, cuando la Revolución se bajo del caballo y se subió al Cadillac, decían, con su ensayo “La crisis de México”. El segundo con su obra “México el trauma de su historia” donde sostiene que las ideas simplistas no llevan a ninguna parte, que el planteamiento de que la historia de México puede sintetizarse en una lucha entre liberales y conservadores es un sinsentido.

La diferencia del culto a la personalidad de siglos anteriores con la actual es la frivolidad con la que se presenta todos los días. Los defensores del régimen son limitados, tanto como sus críticos. La televisión primero y las redes sociales después han aportado mucho al acceso a la información y al entretenimiento, pero vulgarizaron el debate público, reduciéndolos a legiones de insultos y difamaciones. No se quiere entender, al menos polemizar, simplemente se descalifica.

Que acto de soberbia puede ser mayor de un político que pretender hacer desde el presente la historia de un país. La historia no la hacen los políticos, la hacen los historiadores, escritores y artistas.

La política es de bronce.

¡Feliz año!

POR ONEL ORTIZ FRAGOSO
ANALISTA POLÍTICO Y ASESOR PARLAMENTARIO
@ONELORTIZ

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