LA ENCERRONA

Desigualdad

Durante la pandemia se han profundizado las problemáticas en el crecimiento económico, movilidad social, permanencia y generación de empleo

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

“Erradicar la pobreza no es un acto de caridad, es un acto de justicia” Nelson Mandela

La región de América Latina comparte una serie de componentes entre los países que la integran. Desde el Bravo hasta la Patagonia nos une un pasado común, la Conquista y los procesos independentistas, la cultura, idioma, mestizaje, religión, procesos democráticos, demandas sociales, gustos y aficiones, insumos y una gran lista de variedad de similitudes. Lastimosamente, también hemos compartido la visión de gobiernos que resolvieron a través de exportaciones (y explotaciones) de recursos naturales como la potenciación de la economía y, por supuesto, en la actualidad nuestra región se significa como una de las más pobres del planeta y la más desigual.

Habitamos una región en la que “salir de pobre es muy difícil, pero salir de rico es imposible” como menciona la Dra. Viridiana Ríos cuando se refiere a la situación mexicana. En este sentido, hemos podido observar que durante ese (eterno) periodo de pandemia -y por las características propias de los países latinoamericanos- se han profundizado las problemáticas en el crecimiento económico, movilidad social, permanencia y generación de empleo. Incluso, según la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (CEPAL), esta pandemia ocasionará el aumento del 4.4 % de pobreza en la región, es decir que se sumarán casi 30 millones de personas a esta situación, alcanzando la cifra de 215 millones de pobres en múltiples dimensiones.

De manera paradójica, solo al principio de la pandemia ocasionada por la Covid-19, también en América Latina se generó un aumento de la fortuna de los 73 multimillonarios latinoamericanos por casi 50 mil millones de dólares, según el estudio de Oxfam publicado a mediados de 2021. Ante estos resultados palpables es ineludible aseverar que en la región crece de forma similar la pobreza generalizada y una elite concentradora de riqueza. Esta situación se debe, entre otras cosas, a beneficios políticos a particulares, una visión privatizadora de servicios básicos, reformas fiscales y tributación poco efectiva y al eje transversal de la corrupción, así creando una brecha de desigualdad enorme y muy complicada de disminuir.

Asimismo, en toda América Latina vivimos con la disyuntiva entre “realidad y percepción”, aunque los datos desenmascaren esta creencia. Según el estudio regional Latinobarómetro ante la pregunta explícita de “¿Cuán justa cree usted que es la distribución del ingreso en (su país)?” el 80 % de los encuestados (de distintos países) respondía que le parecía “injusta o muy injusta”. Es decir, si compartimos tantas características ¿por qué no existen movimientos sociales unificados en contra de la desigualdad? Porque, simplemente no se perciben de igual manera o porque esta situación se encuentra normalizada.

Sin embargo, por más compleja que sea esta situación se deben de realizar las acciones necesarias para mitigar y estas deberán ser en cada uno de los países pertenecientes a la región. Comenzar por ser conscientes de que no es normal tal desigualdad nos dará un piso mínimo para exigir un alto y disminución de esta brecha de inequidades. Después se podría pasar al reclamo de una mejor estrategia fiscal y tributaria para una mejor distribución de la riqueza y obtener mejores servicios públicos sería una apuesta urgente para revitalizar la movilidad social regional y así tratar de estrechar toda desigualdad.    

POR ADRIANA SARUR
ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM
@ASARUR

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