El tema del año en materia de negocios es la venta de Citibanamex. La dimensión de la transacción ha empezado a mostrar una multiplicidad de aristas relevantes, desde los impuestos a pagar, hasta lo que debe ocurrir con su acervo museográfico. Del cuidado que se tenga en el proceso dependerá si esta venta se convierte en una granada de fragmentación con esquirlas múltiples, o en una piñata que reparta beneficios múltiples y externalidades positivas a toda la sociedad.
Ayer, el presidente Andrés Manuel Lopez Obrador enlistó las consideraciones que para él serán relevantes: quiere que le paguen impuestos; que el banco quede en manos de empresarios mexicanos; y que el acervo cultural no salga del país. Refirió un tema que no había puesto en la mesa: el elevado costo de intermediación de la banca; es decir, el diferencial entre la tasa activa y la tasa pasiva: la sustracción entre el precio del dinero cobrado al público y el rendimiento que entrega por ahorrar:
“No son pocas las utilidades. Es muchísimo, porque la banca en México tiene utilidades por costos de intermediación que no se dan en otros países. Nosotros hemos respetado eso; no hemos cambiado ese marco legal, pero sí son bastantes las utilidades”.
Sin plantear abrir el tema, el Ejecutivo lo abrió. Su cabeza está inquieta por la magnitud que tiene la diferencia entre, lo que una persona paga en tasa de interés por su tarjeta de crédito, y la tasa que recibe cuando deposita su salario en una cuenta. En el caso de Citibanamex, por ejemplo, la diferencia es la siguiente: el Costo Anual Total de la tarjeta Simplicity es de 72.8 por ciento, sin IVA; mientras que el pagaré Citibanamex está entregando “hasta 5.50 por ciento de rendimiento”.
Los banqueros siempre han señalado que esta gran diferencia se explica por el riesgo que asumen, que es mucho; y subrayan que el Estado de Derecho es tan débil, que deben incorporar ese costo a la intermediación financiera que realizan. En otras palabras: como el Estado no garantiza el imperio de la ley, los bancos deben asumir un elevado costo por posibles pérdidas derivadas de moras o incumplimientos.
Si bien el Presidente dijo ayer que no le interesa empantanar el proceso de venta de Citibanamex, exagerando en los requisitos que la transacción deba cumplir, también lo es que introdujo temas en la agenda financiera que no había puesto ni el Secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O; ni el presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, Jesús de la Fuente; ni la nueva gobernadora del Banxico, Victoria Rodríguez Ceja. Las palabras de AMLO suenan a advertencia. El Presidente quiere que la venta se haga en sus términos.
PFIZER
El fin de la pandemia estaría a nueve semanas de ocurrir. El CEO de Pfizer, Albert Bourla, pronosticó que en primavera “podremos retomar la vida normal”. Bien.
POR CARLOS MOTA
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