“Tiene mucho mundo” es una expresión que siempre me ha llamado la atención. Se usa para referirse a personas que han tenido la oportunidad de ver su circunstancia desde otras culturas o puntos de vista y han tomado acción.
A México “le falta mundo”. No han bastado los tratados comerciales, ni mucho menos los beneficios económicos en nuestra billetera porque a lo global volteamos cuando se trata consuelo de muchos, que es el de tontos.
Aquí algunos ejemplos. Ante la inflación, el consuelo es que Estados Unidos reportó una similar (hasta el peso ganó terreno frente al dólar). Frente a la salida de Citi, el tema lo catalogamos como global y preferimos creer que la decisión poco tiene que ver con nuestras acciones como ciudadanos (voto y aprobación) y su impacto en el Gobierno (políticas públicas, ideológicas y creencias personales).
Tenemos la oportunidad “única” de que los mexicanos tomemos el control del mercado bancario, pero lo “catafixiamos” por las críticas a quien valora invertir, especialmente si es empresario mexicano y de forma infantil, ejecutamos el debate en función de qué tan bien o mal me cae la persona se llame Salinas Pliego, Hank o De Tal.
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A ese son y sobre nuestro sistema financiero preferimos analizar la situación con referencia al pasado. Será por demás interesante observar cómo se analiza en otros mercados la decisión de Citi y a su vez como Banamex maneja la comunicación al respecto en nuestro país. Hasta el momento ha hecho bien en priorizar la comunicación para evitar nerviosismo en sus clientes, pero al mismo tiempo esto pone sobre la mesa, nuevamente, la importancia de la comunicación estratégica.
El debate en México es agua muerta, la tomamos, pero no nos hidrata. El chisme por encima de la oportunidad para nuestra economía. ¿Debería Citibanamex venderse por partes? ¿Qué implicaciones tiene eso para romper con la concentración de mercado? ¿Qué pasa con el negocio de tarjetas de crédito? ¿Cómo generamos mayor y mejor competencia?
El riesgo local es que esta operación financiera-regulatoria se torne, como la reforma eléctrica, en un debate político – ideológico con carga de emociones del pasado.
Regalémonos unos minutos para “tener mundo”. El regulador bancario de Canadá esta analizando aumentar los requisitos de capital para los bancos en los próximos años para crear nuevos amortiguadores contra los riesgos del cambio climático y la desafiante transición hacia una economía más verde. Imposible hidratar a México con ese debate.
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Solugen, empresa valuada en 1.8 mil millones de dólares está des carbonizando la industria química. Nosotros deshidratando al planeta comprando y construyendo plantas de refinación.
H2Pro, empresa israelita desarrolla tecnología verde para producir hidrógeno, que a su vez podría remplazar al carbón en la producción de acero. En México recién y afortunadamente estamos conociendo de la creación de la Asociación Mexicana de Hidrógeno.
México (y muchos otros países) producimos CO2, mientras en Islandia opera Orca, la planta de almacenamiento y captura de carbono más grande del mundo.
“Progreso es esfuerzo” define Kengo Kuma, uno de los mejores arquitectos del mundo. ¿En dónde vamos a poner el nuestro? ¿En el debate del pasado, eterna aspiración a las oportunidades o en las oportunidades que construyen futuro?
POR ÓSCAR SANDOVAL SAENZ
CONSULTOR, SOCIO DE 27 PIVOT
OSANDOVALSAENZ@27PIVOT.COM
@OSANDOVALSAENZ
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