POLITEIA

Cien años de Luis Echeverría

En materia política, reprimió ferozmente a los opositores, como ocurrió con el tristemente célebre Halconazo, el jueves de Corpus de 1971

OPINIÓN

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Fernando Rodríguez Doval / Politeia / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El próximo 17 de enero cumplirá cien años el expresidente Luis Echeverría Álvarez, y seguramente los festejará constatando que sus ideas han sido rehabilitadas por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. 

Cuando Luis Echeverría llegó a la presidencia de la República en 1970, México había avanzado exitosamente en su proceso de industrialización, en la época conocida como el “desarrollo estabilizador”. La alternativa natural era orientar el rumbo hacia las exportaciones, como exitosamente hicieron en esos mismos años países como Corea del Sur o Japón. Pero el presidente tenía otros planes. 

Luis Echeverría hizo crecer el papel del Estado en la economía, se enfrentó con el sector privado, restringió la inversión extranjera y aumentó el gasto público de manera irresponsable, terminando con la disciplina fiscal e incrementando el déficit público y el endeudamiento. Llevó a cabo obras faraónicas que resultaron improductivas y las empresas públicas se multiplicaron por diez: el gobierno era dueño de hoteles, restaurantes, fábricas de bicicletas y hasta cabarets. Como consecuencia, se disparó la inflación y el peso vivió su primera devaluación frente al dólar en 22 años. Y al final del sexenio había más pobres, a pesar de la retórica populista del entonces presidente.

En materia política, el gobierno de Echeverría reprimió ferozmente a los opositores, como ocurrió con el tristemente célebre “Halconazo”, el jueves de Corpus de 1971. Su sexenio fue también un período de persecución y acoso a los medios de comunicación que aspiraban a la independencia. Su política exterior estuvo marcada por sus coqueteos con los regímenes socialistas y comunistas y en sus intervenciones en la ONU criticaba a los países desarrollados, asumiendo, según él, el liderazgo de las naciones tercermundistas. 

Luis Echeverría terminó su sexenio en medio de una grave crisis política y económica. La polarización social se acrecentó por su personalidad narcisista, paranoica, verborreica, omnipresente, que le echaba toda la culpa a “los emisarios del pasado”, “las fuerzas oscuras” y “los riquillos”. 

Las similitudes de lo que ocurrió en aquel sexenio con lo que está pasando en el actual son asombrosas y evidentes. No olvidemos que AMLO se afilió al PRI durante el gobierno de Echeverría, se ha referido a él en términos elogiosos e incluso en la propaganda que su gobierno y Morena hicieron sobre la consulta para supuestamente juzgar a los expresidentes, en ningún momento se le incluyó. Algunos funcionarios de aquel sexenio, como Ignacio Ovalle o Manuel Bartlett, lo son también del actual. 

Ya conocemos cómo terminó aquella película. Estamos a tiempo, aún, de evitar un desastre semejante.

POR FERNANDO RODRÍGUEZ DOVAL
POLITÓLOGO
@FERDOVAL

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