LA FORMA ES FONDO

El derecho a disentir

Creo que es un buen momento para ser oposición. Más allá de filias y fobias, el suceso de la semana pasada me llevó a reflexionar cuáles han sido los principales aportes del PAN en la vida pública de nuestro país desde su formación.  

OPINIÓN

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Alejandra Cerecedo Constantino / La forma es fondo / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

“Ayer pensaba distinto”, fue uno de los primeros títulos que vi cuando investigaba nombres de columnas para después elegir el de esta sección. Ese título, de Fernanda Caso, me hizo pensar en el peso de la frase como escudo protector ante cualquier ataque, o contra el famoso: “siempre hay un tweet”.  

Mi hermano me sugirió “La forma es fondo”, una frase de Don Jesús Reyes Heroles que hace referencia a la importancia de los comportamientos, del poder de las palabras, de los gestos y de las actitudes, algo fundamental en la comunicación política, y ahora también en la imagen pública, pues todo comunica y todo vincula. Como decía Epicteto, “lo que le sucede al ser humano no es lo que le sucede sino lo que se cuenta sobre lo que le sucede” 

De él también aprendí a hacerme responsable de mis palabras, que si hago o digo algo es mejor sostenerlo, que actualmente quien domina el relato domina el discurso y quien domina el discurso hace la realidad, una realidad que cambia todos los días y nosotros con ella; de ahí la importancia de saber identificar cuándo es conveniente cambiar de opinión.   

Por eso creo que es un buen momento para ser oposición. Más allá de filias y fobias, el suceso de la semana pasada me llevó a reflexionar cuáles han sido los principales aportes del PAN en la vida pública de nuestro país desde su formación.  

El PAN fue el principal motor para que la democracia llegara al país, por ser la primera alternativa real, por tener a gente preparada, a gente con principios y valores que luchó por evidenciar y cambiar lo que no iba bien. El PAN debe recordar a Manuel Clouthier, y a esa frase que él resumía como un modo de vida: “La única forma de vivir dignamente en México, es estar en la disidencia”. 

Vivir en la disidencia, eso lo aprendí después de escribir mi primera columna hace 10 años sobre el nacionalismo y el Estado de derecho, y de leer “El país de uno”, donde Denise Dresser expone de forma inmejorable la labor de la oposición, de los medios y de la sociedad civil: 

“Yo creo en la obligación ciudadana de vivir en la indignación permanente: criticando, denunciando, proponiendo, sacudiendo. Porque los buenos gobiernos se construyen con base en buenos ciudadanos y sólo los inconformes lo son. La insatisfacción lleva a la participación; el enojo, a la contribución; el malestar hacia el statu quo, a la necesidad de cambiarlo.” 

Ante la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que declaró inconstitucional la criminalización de las mujeres que deciden interrumpir su embarazo, creo que es necesario que la militancia de Acción Nacional haga un alto en el camino, con el objeto de reflexionar sobre los tiempos en que vivimos, y asumir que quizá ciertos temas, por lo avanzado del debate legal o por la narrativa social que impera actualmente, deben pasar a un segundo plano para dar lugar a una discusión más apremiante, como es la subsistencia de aquellos pilares que hacen de México una República, y no un régimen de partido hegemónico. 

Pienso que, visto desde afuera, ser panista va mucho más allá de tener una postura sobre aborto, drogas, matrimonio igualitario o eutanasia. Ante todo, es una visión en defensa de la pluralidad de voces, esa que por tantos años quedó sepultada en nuestro país, y que gracias a la lucha de muchos, dio pie a las instituciones que hoy tenemos. No es necesario ir más allá, el PAN tiene su esencia en una historia de vocación democrática, y esa debe ser su principal bandera. 

SSB