Reconocer que simplemente fue “un error” la reunión de senadores panistas con el líder de VOX, Santiago Abascal, no era suficiente.
Deslindarse de quienes suscribieron la Carta Madrid, adhiriéndose a los principios ultraconservadores de VOX, tampoco.
Sin embargo, con ello intentaron los panistas salvar la cara y contener el alud de críticas de prácticamente todo el espectro político por semejante alianza. Tres días enteros salieron con tan insulsos remedios frente al significado del hecho que ultrajaba hasta lo más profundo las creencias humanistas del propio Partido Acción Nacional.
Pero parecían no darse cuenta. Jugaban al juego de que todo se debía a una mera “confusión”.
Estaban más preocupados por cuidar a su coordinador en el Senado, Julen Rementería, que en actuar en consecuencia.
Insistieron en el golpe de pecho: “Fue un error no aclarar que participaron a título personal. Fue un error difundir el evento en redes del partido… El PAN es un partido incluyente que siempre ha reprobado las posturas y conductas discriminatorias, xenofóbicas, racistas, antisemitas, homofóbicas o cualquier otra”, sostenía Santiago Creel, para salvar la situación.
¿Suficiente? ¡Por supuesto que no! Era claro que no se trataba de un mero error, de un “desacierto”, de acuerdo con Gustavo Madero; o de una “estupidez”, como diría Xóchitl Gálvez. Tan claro como que Rementería y algunos senadores comparten las tesis de VOX y de Abascal. De ahí la pregunta: ¿Por qué acepta el PAN a personajes con este tipo de pensamiento? Más aún, ¿cómo es posible que alguien que comparte esa ideología sea el coordinador de los senadores del blanquiazul?
La respuesta habría que hallarla en los juegos de poder: “Sería un absurdo, una sobrerreacción y una debilidad” quitar a Rementería de la coordinación del grupo parlamentario, nos comentaría un distinguido panista.
Ante la situación, optaron por entregar una cabeza. No la de Julen. Otra: la del promotor de VOX y operador en las redes sociales de la bancada: Christian Camacho.
Con humor ácido, alrededor de las tres de la tarde escribiría en su cuenta de Twitter: “¿Adivinen quién no va a ir a trabajar mañana? El facho de Christian Camacho. Ah caray, soy yo”.
“La vida, la libertad, la familia, la patria, la propiedad privada y la democracia se defienden al precio que sea. Uno nunca debe arrepentirse de hacer lo correcto”.
Por la noche, la bancada de senadores panistas habría de reunirse con su coordinador para escuchar de propia voz cómo y por qué se dio el enlace con VOX.
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GEMAS: Obsequio de López Obrador: “Pueden venir los opositores representantes de la monarquía, de la derecha, del autoritarismo, clasistas, racistas, profascistas. No hay problema de nada, somos libres en el país y están garantizadas las libertades”.
POR MARTHA ANAYA
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