LÍNEA DIRECTA

Yo Presidente

De todos los dirigentes de Morena y miembros de su gabinete, Claudia Sheinbaum es la única que le ha demostrado lealtad absoluta

OPINIÓN

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Ezra Shabot / Línea Directa / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La característica principal del gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha sido la concentración del poder en el Ejecutivo federal, y la resistencia de los otros poderes de someterse totalmente a la voluntad presidencial. 

En ese mismo sentido, se especuló durante la primera parte de su sexenio si el tabasqueño haría hasta lo imposible por reelegirse, pero el resultado electoral de junio pasado, negándole la mayoría constitucional en la Cámara de Diputados, canceló esta opción.

Quizá por esto AMLO decidió que era el momento de adelantar la sucesión y nombrar a Claudia Sheinbaum como su delfín, por una sencilla razón. 

De todos los dirigentes de Morena y miembros de su gabinete, es la única que le ha demostrado lealtad absoluta. Es, de hecho, su hija, y a los hijos se les hereda aquello que uno posee y no puede llevar consigo al otro mundo. 

Y para un expresidente la vida política termina al finalizar su sexenio.

Tras este descubrimiento, tanto el senador Ricardo Monreal, como el canciller Marcelo Ebrard entendieron que sus aspiraciones ligadas a la voluntad del gran líder habían desaparecido. 

No habían sido en su pasado totalmente leales a los movimientos políticos de López Obrador. 

Ebrard compitió contra él por la candidatura presidencial en las elecciones de 2012 dentro del PRD, a través de un movimiento denominado Demócratas de Izquierda, cuyo objetivo era el de presentarse como una opción progresista moderada.

También Monreal desafió al caudillo. Ante la designación de Sheinbaum como candidata de Morena al gobierno de la Ciudad de México, en 2018, el zacatecano se rebeló buscando alternativas externas, pero al igual que Ebrard regresó al dominio de López Obrador ante la imposibilidad de encontrar fuerzas que les garantizaran a ambos la posibilidad de un triunfo.

Por eso, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal dicen abiertamente: Yo quiero ser Presidente. 

Saben bien que no serán los elegidos del líder, porque él no confía en ninguno de los dos, ni para darle continuidad a su proyecto y, mucho menos, para cuidarle las espaldas. 

Pero, por lo pronto, los necesita a los dos para concluir la segunda parte de su mandato.

Sin embargo, cuando dentro de la 4T hay tres personajes disputándose la candidatura presidencial, a poco menos de tres años de la elección, podemos afirmar que el sexenio de López Obrador va concluyendo a una velocidad inusitada, para dar paso a la lucha despiadada por un nuevo liderazgo. 

Sheinbaum representando la continuidad de AMLO, y Monreal y Ebrard en una clara dirección de ruptura que hoy, todavía, no están listos para enfrentar.

El grito ¡Yo Presidente!, es hoy la prioridad para el juego político nacional. El resto puede esperar.

POR EZRA SHABOT
EZSHABOT@YAHOO.COM.MX
@EZSHABOT

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