Me reuní con el presidente del Colegio de Notarios de la Ciudad de México, Ponciano López Juárez, y con el notario Claudio Hernández. Hablamos, entre otras cosas, de la urgente digitalización que se requiere para muchas transacciones sobre las que dan fe pública.
Los notarios me explicaron que la pandemia aceleró enormemente su digitalización. No obstante, aún es una transformación parcial, porque actualmente se requiere la firma autógrafa para validar los actos que certifican. Si bien muchas sesiones con los clientes se llevan a cabo a través de plataformas digitales, al final se requiere una firma. Así que su aspiración es que la firma electrónica quede firmemente habilitada para muchos actos, como los mercantiles, porque a las empresas se les facilitaría la vida si sus actas de asambleas, por ejemplo, quedasen en firme sólo con medios digitales.
El horizonte para ello es 2023, cuando estará plenamente funcionando la nueva realidad notarial digital. Los notarios se dicen cómodos fungiendo como certificadores de los varios procesos que les han sido asignados en los últimos años. Un ejemplo es la verificación del perfil de una persona que otorga un acto de compra-venta de un inmueble. Cada notaría debe correr una validación ante varias instancias y, sobre todo, revisar que el origen de los recursos de una transacción sea legal. Buena parte de esa colaboración está ocurriendo de manera regular con la Unidad de Inteligencia Financiera de Santiago Nieto.
Toda la validación que hacen los notarios de la capital, apuntan, abona a la certeza jurídica, que es parte central de su función —además de la dación de la fe pública—. Esa es la razón por la que consistentemente aparecen bien clasificados entre los gremios que más confianza inspiran ante la sociedad y por la que el colegio capitalino ha aparecido como paradigma ante otros cuerpos colegiados nacionales e internacionales.
Un problema en el país, señalan, es la persistente falta de una homologación para obtener una notaría. ¿A qué se refieren? A que hay estados donde no existe un examen de oposición para convertirse en notario. Esto implica que aún ocurran casos como al que se refirió el presidente López Obrador en una conferencia matutina, en la que abordó el supuesto regalo de notarías que habría hecho la exgobernadora de Sonora Claudia Pavlovich a sus conocidos. Para evitar casos así, el examen de oposición debe instituirse nacionalmente, una iniciativa que permanece en el Senado y que podría retomarse en estos meses gracias al regreso de Olga Sánchez Cordero a ese cuerpo legislativo, subrayan.
INSYDE
El Instituto para la Seguridad y la Democracia (INSYDE) nombró a Miguel Garza Flores como su nuevo director Ejecutivo y a Sophie Anaya Levesque como presidenta de su Consejo Directivo.
POR CARLOS MOTA
MOTACARLOS100@GMAIL.COM
WHATSAPP 56-1164-9060
MAAZ