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El legado de Merkel y el futuro alemán

La llamada “era Merkel” llega a su fin. Concluye una etapa nacional, continental e incluso global. Angela Merkel no sólo fue la primera mujer canciller de Alemania

OPINIÓN

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Claudia Ruiz Massieu/ Colaboradora/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La llamada “era Merkel” llega a su fin. Concluye una etapa nacional, continental e incluso global. Angela Merkel no sólo fue la primera mujer canciller de Alemania, además se convirtió en la líder europea más importante en lo que va del siglo. Deja tras de sí un legado difícil de igualar, con una impronta ciertamente liberal. 

Merkel marcó el rumbo para la Europa del siglo XXI al mantener viva la llama de la integración y el multilateralismo. Si bien algunas de sus decisiones fueron cuestionables (como la cruda austeridad a la que se sometieron los países del sur de Europa tras la crisis de 2008), el balance general es exitoso. No en vano fue artífice de un histórico plan de estímulos con el que la Unión Europea se enfrentó a la crisis del Covid-19. También será recordada por la decisión de abrir las fronteras alemanas, en 2015, para acoger a miles de refugiados de Medio Oriente. 

¿La fórmula? Un liderazgo sostenido sobre la base de acuerdos amplios. Durante 16 años, la canciller sorteó los vaivenes electorales, apoyándose en alianzas con los socialdemócratas o los liberales. Así, sin estridencias, radicalismos o golpes bruscos de timón, Merkel logró el manejo responsable de los asuntos nacionales y europeos. No dividía para vencer, porque sabía que era mejor sumar para avanzar. 

Por eso, la Canciller siempre mantuvo altos índices de popularidad (más de 70% en sondeos recientes), que le permitieron ganar en todas las elecciones a las que se presentó. Una popularidad que, sin embargo, no pudo transferir a su partido. La Unión Demócrata Cristiana (CDU) obtuvo el segundo lugar en las elecciones, con un 24% de la votación: su peor desempeño en décadas. 

En general, llaman la atención los resultados del domingo pasado. Las fuerzas políticas tradicionales, en el centro del espectro político, se mantienen como las principales alternativas para el electorado alemán. Al mismo tiempo, emergen fortalecidos partidos como Los Verdes y los liberales del FDP, con un desempeño que les otorga una posición privilegiada: ambos serán cruciales en las negociaciones para formar gobierno. 

Con 26% de los votos, el triunfador es el vicecanciller y ministro de Finanzas Olaf Scholz, del Partido Socialdemócrata (SDP), seguido de cerca por la CDU. Por su parte, la izquierda radical y la extrema derecha mantendrán una presencia minoritaria, pero consistente, en el Bundestag. El mensaje es claro: la mayoría de las y los alemanes no cree en la política de confrontación. No obstante, tanto la izquierda como la derecha tradicionales están llamadas a reflexionar sobre las fallas que hacen del extremismo una opción atractiva para un sector de la ciudadanía. 

Si bien la integración del nuevo gobierno aún es incierta, Scholz ya ha expresado su intención de conformar una coalición con verdes y liberales, lo que dejaría a la CDU en la oposición por primera vez desde que Merkel asumió el cargo. Scholz ha interpretado el resultado electoral como una demanda de cambio; así, se abre la posibilidad de nuevas prioridades en la agenda alemana y europea, como un impulso renovado en temas como el combate al cambio climático y la lucha por los derechos humanos, así como la necesidad de repensar la posición regional frente a China y EE.UU. 

El legado Merkel, sin embargo, pervivirá en los próximos años. La estabilidad política y económica de Alemania, así como su liderazgo indiscutible en la Unión Europea, están garantizados gracias a la Canciller y su forma de hacer política. Habrá que tomar nota de eso. 

POR CLAUDIA RUIZ MASSIEU

SENADORA DE LA REPÚBLICA

@RUIZMASSIEU

MAAZ