¡Y es el PRI! La prueba de fuego será con la nueva propuesta presidencial de reforma constitucional en materia eléctrica. Tremendo despropósito que requerirá del apoyo priista para que pueda ser aprobada en el Congreso.
Seguramente la bancada del PRI convenientemente olvidará que quienes propusieron la reforma anterior —y la votaron— fueron los integrantes de dicho partido político, en tiempos de Enrique Peña Nieto. Pero ya sabemos cómo se mimetizan los legisladores y harán todo por tener, aunque sea un céntimo de poder, si a eso se le puede llamar ser la próxima estructura electoral de Andrés Manuel López Obrador.
Además, ante las divisiones de Morena, que empiezan a ser del dominio público, la carta más fuerte de Andrés Manuel es la bancada priista. Tal vez uno o dos diputados priistas no se presten a dicho juego, pero los demás, estarán gustosos de volver a ser el partido del presidente.
Ya en otras ocasiones López Obrador ha dicho que él no se tentará el corazón para salirse de Morena si este partido no cumple con sus caprichos —perdón, expectativas— y ¿qué mejor que el PRI más rancio, populista, recreando y regodeándose como en la época echeverrista para cumplirle al primer mandatario?
Lo terrible de lo que viene, hablando de la industria y de la economía, es que retrocederemos al menos 50 años en la forma en que se generará la electricidad: el método más contaminante y con nula competencia; tendremos de vuelta un monopolio estatal que desperdiciará las energías renovables y que incrementará los costos de producción, siendo el consumidor final el que pague los costos.
Por lo que se refiere al PRI como sustituto de Morena, ya hemos tenido algunas pruebas. Invitar al exgobernador priista, Quirino Ordaz Coppel, a ser el embajador en España una de ellas. ¿Cuál es el futuro de Alejandro Murat Hinojosa, gobernador de Oaxaca, dentro de este esquema? Pronto lo sabremos.
Si alguien supone que habrá rechazo y desprecio hacia el PRI por parte de los lopezobradoristas, estará equivocado. No ocurrirá nada. Por el contrario: seguramente dirán que el presidente tiene el poder de purificar esa estructura partidista y más. Ya hoy en día la mayoría de los priistas son morenistas; simplemente ocurrirá la conversión inversa. La congruencia no existe en este último movimiento político, solo impera la voluntad del tabasqueño.
Estamos presenciando la gestación de la nueva estructura de apoyo político electoral de Andrés Manuel. No hay que pasarlo por alto. Y quienes lo apoyaron durante años tendrán que instrumentar malabares para estar en el ánimo del macuspano y de su sucesor o sucesora.
Que personajes como Gibrán Ramírez, excandidato a la secretaría general de Regeneración Nacional, grite a los cuatro vientos que “Morena es el partido más autoritario de México” poco importa; este de todas formas terminará pulverizándose como ha sucedido con el PRD. En su interior quedarán los “puros” vociferantes que podrán implementar el “camarada” de forma más uniforme, pero jamás con el presidente.
Mientras, los priistas harán genuflexiones de forma sumisa ante su nuevo pastor. Poco importa si termina por cambiarles el nombre o les pone un ganso por bandera.
NO será el PRIMOR, sino un nuevo producto de aquel amor. Uno que obedecerá y acatará las retrógradas ideas de un candidato presidencial, y de AMLO detrás de este. El pronóstico es muy reservado.
POR VERÓNICA MALO
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@MALOGUZMANVERO
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