El ánimo de venganza del Fiscal no sólo lo tiene cegado, sino que atropella el de por sí inexistente sistema de procuración de justicia.
La FGR, que tendría que estar ocupada en erradicar la corrupción, está distraída resolviendo las vendettas de su titular, Alejandro Gertz Manero. La sed de revancha nubla las prioridades de una institución que debería servir a los mexicanos, no a los caprichos de alguien.
El poderoso fiscal general solicitó arrestar por operación con recursos de procedencia ilícita y delincuencia organizada a 31 científicos, académicos y personal administrativo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
El trasfondo no sería ni el desvío ni la denuncia, sino la revancha contra parte de la comunidad científica que criticó duramente a la dirección de Conacyt y al fiscal, por otorgar, en junio pasado a Gertz, el nivel 3 —el más alto— del Sistema Nacional de Investigadores, pese a señalamientos de plagio. La petición del Fiscal ha sido desechada no una, sino dos veces por un juez.
Ninguna voz sensata respalda en esta a Gertz. El miércoles, el rector de la UNAM, Enrique Graue, hizo un llamado al “respeto irrestricto a la defensa de los posibles involucrados”. El coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, habló ayer de “frenar la persecución” contra investigadores en México y pidió a las autoridades “actuar con prudencia”. La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum aseguró que, independientemente de la investigación, los científicos y académicos no deben ser acusados de delincuencia organizada, pues sería “un exceso”. El titular de la UIF, Santiago Nieto, aseguró que la Unidad “no fue creada para investigar a instituciones académicas o sus integrantes”.
Pero el fiscal está montado en su macho. Tanto, que la FGR informó que volverá a solicitar órdenes de aprehensión contra científicos, académicos y exfuncionarios del Conacyt. Será la tercera vez que lo haga. Y si vuelven a batear la solicitud, seguramente volverá a intentarlo. Hasta que salde sus vendettas personales.
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Imposible separar esta revancha de otra: el caso de Alejandra Cuevas. Ella, una mujer de 68 años que, pese a tener un amparo en el momento de su detención, está por cumplir un año encarcelada en Santa Martha Acatitla. Gertz la acusa del asesinato de su hermano. El caso no se sostiene. Hace unos días, la jueza Patricia Marcela Díaz Cerda desbarató la cantidad de violaciones que permitieron el arresto de una mujer que contaba con un recurso jurídico que lo impedía. El caso está tapizado de incongruencias, contradicciones, y no tienen fundamentación legal. Pero es otra vendetta. Es, parece, el sello de la casa en la FGR.
El fiscal está ocupado en lo suyo, la procuración de justicia no es su prioridad. Él, parece, está en el cargo para saciar su sed de venganza.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
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