TERREMOTO

“Fuegos falsos”

La experiencia de vivir entre tantos terremotos en México me ha servido para seguir los protocolos de evacuación en momentos de peligro

OPINIÓN

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Atala Sarmiento / Anecdotario / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

Nunca había entendido por qué, a lo largo de mi vida, he vivido experiencias poco comunes. Algunas de ellas incluso rodeadas de riesgos o peligros y, curiosamente, siempre he librado todas esas situaciones airosamente.

Este verano no podía ser la excepción mientras estábamos de vacaciones por el sur de Francia.

Tras un largo día de paseo por la ciudad de Burdeos volvimos al hotel cansados de tanto andar. Nos habíamos puesto la pijama y estábamos preparados para recostarnos y dormir.

De pronto comenzó a sonar la alarma contra incendios. Miré a David sin decir nada y en pocos segundos me preparé para evacuar las instalaciones del hotel. Mientras él organizaba lo suyo, yo alcancé a preparar una especie de mochila de vida en la que incluí pasaportes, carteras, y teléfonos, es decir, lo básico para sobresalir en una emergencia como ésta.

Salimos de la habitación y no había rastro de fuego alguno, pero aún así bajamos rápidamente por las escaleras de emergencia hasta la recepción del hotel. 

Allí empezó a llegar más gente igual que nosotros, en pijama y descalzos en su mayoría. Había una pareja joven muy asustada, ella estaba embarazada y él le acariciaba la panza mientras intentaba calmarla.

En el punto de reunión de emergencia seguía sonando la alarma mientras el personal del hotel se desplazaba tranquilamente de un sitio a otro. 

Finalmente anunciaron que todo estaba bajo control que no había ningún incendio dentro de las instalaciones y que podíamos volver en calma a nuestras habitaciones. Quizá algún “gracioso” soltó la alarma como El Chavo del Ocho, “sin querer queriendo”…

Lo curioso del evento es que, de todos los huéspedes presentes, David y yo éramos los únicos con ciertos básicos, al menos, para identificarnos en cualquier caso. Y no solo eso, en medio de la incertidumbre y el supuesto peligro, supimos mantener la calma. Eso se lo debemos a la mucha experiencia que nos dejó vivir entre tantos terremotos en México. Seguimos el protocolo de evacuación a la perfección, el resto de los huéspedes, franceses en su mayoría, estaban totalmente desconcertados y sin saber ni cómo reaccionar.

Es la segunda vez en la vida que me toca abandonar un hotel por supuesto incendio.

Dice mi analista que no es una casualidad que me pasen estas experiencias, que es mi gran disposición a vivir la vida con lo que me ponga enfrente.