COLUMNA INVITADA

Empresarios ante el comienzo del ¿fin?

Hasta miedo da hablar de estrategias de asuntos públicos, porque desde el Gobierno se entiende como corrupción de palabra. Injusta y antidemocrática posición, aunque la acaricia cierta razón

OPINIÓN

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Óscar Sandoval / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

La relación entre el Gobierno de México y la iniciativa privada es un proceso viciado que los une el mismo error: se hace lo que quiero y digo; aunque al final el único que lo hace es la autoridad. No lo une el amor, sino el espanto.

Además, los dos, usan las mismas herramientas para buscar tener la razón a costa de ti y de mi, de cada mexican@. Golpear mediáticamente es cosa del pasado porque ahora se golpea y se desprestigia hasta a los mismos medios desde la autoridad. Eso es fuerza centrífuga en #ElUno y el costo del cheque pagadero cuando concluya su periodo constitucional, impagable.

Hasta miedo da hablar de estrategias de asuntos públicos, porque desde el Gobierno se entiende como corrupción de palabra. Injusta y antidemocrática posición, aunque la acaricia cierta razón.

La mayoría de las empresas y asociaciones empresariales están centrando sus estrategias en el costo político para el gobierno y no en el valor que una decisión tiene para las personas. Además ha dejado de ver el costo en términos de imagen y reputación que tiene para las empresas, el silencio como acción.

De poco sirve para el presente, y está por verse si para el futuro cercano, cobrar la factura del costo de las decisiones en el porvenir porque el costo lo estamos pagando hoy.

Un buen ejemplo es que mientras el gobierno promete tarifas energéticas más bajas en el futuro, la misma CFE señala en un tweet el 4 de agosto de 2021 que es la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el gobierno, quien determina las tarifas eléctricas para uso doméstico.

Apostar desde la IP a que el cheque por decisiones acertadas y erróneas se pague en las urnas a favor o en contra del partido en el poder es aceptar la derrota. También es pedir que te inviten a la boda de tu expareja para garantizar ser tú quien a la hora de que el padre pregunté si alguien conoce algún impedimento, vayas a decirle “sus verdades” que no es otra cosa más que tu parte de la historia. Eso no es lobbying, es imposición y oportunismo. 

En general, pero muy en específico, teniendo como referencia el estilo de nuestro presidente electo democráticamente, no se trata de decirle al gobierno en qué esta mal sino cómo puede estar mejor.

Los empresarios y las cámaras empresariales no deberían de estar en el juego de la sucesión porque creen que un gobernante es más afín a sus intereses. Su papel en la política termina en la frontera de buscar que las políticas públicas, no los funcionarios, incluyan elementos que les permitan contribuir al desarrollo equitativo de un país.

Contrario a lo que se han obsesionado en creer ambas partes, el diálogo no empieza en la polarización.

En la relación iniciativa privada – cámaras empresariales hay un mensaje clave ausente: le va a salir más barato a los pobres. Solo algunos han entendido que desde su perspectiva puede haber muchas mentiras en el discurso del Gobierno de México, pero tienen que dejar de obviar lo humanista y hablar de la persona que es real.

Los asuntos públicos y corporativos son en realidad de las personas. Retomemos el rumbo porque esperar el fin de un sexenio puede ser tu propia aniquilación.

POR ÓSCAR SANDOVAL SAENZ
CONSULTOR, SOCIO DE 27 PIVOT
OSANDOVALSAENZ@27PIVOT.COM
@OSANDOVALSAENZ 

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