COLUMNA INVITADA

19 de septiembre, terremoto y muerte de “Rockdrigo” González

1985 fue un año que marcó la historia de la Ciudad de México. Fue el 19 de septiembre a las 7:19 de la mañana cuando la ciudad y país cambiaron para siempre

OPINIÓN

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Héctor Escalante / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

1985 fue un año que marcó la historia de la Ciudad de México. Fue el 19 de septiembre a las 7:19 de la mañana cuando la ciudad y país cambiaron para siempre. Durante años esa fecha fue recordada como una de las más dolorosas para nuestro país. De manera increíble, 32 años después otro sismo, en la misma fecha, marcó a una nueva generación, el del 2017.

En aquel 1985, el entonces presidente Miguel de la Madrid, negó la ayuda internacional afirmando que no era necesaria, un grave error. Las cifras oficiales fueron de 3 194 personas fallecidas, aunque estimaciones de organizaciones civiles señalaron que fueron
alrededor de 20 mil, miles de familias desplazadas, sin hogar.

Esa mañana junto como miles de mexicanos, falleció a los 34 años Rodrigo Eduardo González Guzmán, también conocido como “Rockdrigo” el “Profeta del Nopal”. Rockdrigo González, nació en Tampico, Tamaulipas, a principio de los ochenta comenzó su carrera artística en la Ciudad de México, entonces Distrito Federal. Junto con otros músicos como Jaime López o Rafael Catana, fue promotor del Colectivo Rupestre.

Rockdrigo editó en vida solamente un casete de forma independiente: Hurbanistorias, donde destacan las magníficas “Perro en el periférico”, “Distante instante”. Posteriormente a su muerte se editaron varios materiales con diversas canciones grabadas en presentaciones en vivo y grabaciones inéditas. Hoy son los únicos registros de uno de los compositores contemporáneos mas relevantes de la escena del rock urbano.

González Guzmán fue un cronista natural, el retrató a la Ciudad de México de manera incomparable, musical, urbana. “Metro Balderas”, “Vieja Ciudad de Hierro”, “Asalto Chido” o “Perro en el Periférico” son canciones que siguen siendo actuales a más de 30 años de su muerte. Quien no haya escuchado a Rockdrigo vale la pena acercarse a él, afortunadamente su música vive hoy en todas las plataformas digitales.

Sus letras profundas nos recuerdan el amor, la tristeza, la realidad de aquellos quienes habitamos la “Selva de concreto” como se refiere a la Ciudad de México, aplicable a cualquier otra gran urbe. Como él mismo dice en “No tengo tiempo (de cambiar mi vida),
la máquina me ha vuelto una sombra borrosa”. Reflejo de nuestras identidades perdidas en el tiempo.

Hoy lo recordamos como un músico y narrador necesario de la CDMX, que se fue como otros tantos miles de mexicanos en aquel 19 de septiembre. Una historia inconclusa que no se ha terminado de contar. De manera profética él mismo señala que “he llenado mis bolsillos con escombros del destino”. Hasta la vista al Profeta del Nopal, sigamos llenando nuestros bolsillos con escombros del destino.

POR HÉCTOR ESCALANTE

@HECTOR_ESCA

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