COLUMNA INVITADA

Regenerando aduanas (ANAM)

Recordemos que el decreto dota a la ANAM de autonomía técnica, operativa, administrativa y de gestión, dándole el carácter de autoridad fiscal y aduanera, así como facultades para emitir resoluciones en el ámbito de su competencia

OPINIÓN

·
José Ignacio Zaragoza / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Aún quedan muchas dudas respecto a las funciones y atribuciones que tendrá la nueva Agencia Nacional de Aduanas de México al pasar de ser una administración general del Servicio de Administración Tributaria a un órgano administrativo desconcentrado de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. 

Recordemos que el decreto dota a la ANAM de autonomía técnica, operativa, administrativa y de gestión, dándole el carácter de autoridad fiscal y aduanera, así como facultades para emitir resoluciones en el ámbito de su competencia. Pero en algunos ejes estratégicos se mantendrá enlazada al SAT para seguir operando, tal es el caso de los servicios de comunicaciones y tecnologías a fin de soportar sus funciones administrativas. 

Pero antes del SAT, ¿cómo era la Dirección General de Aduanas, ¿qué tantas funciones tenía a su cargo?, ¿qué tanto poder concentraba? El Doctor Andrés Rohde Ponce, Presidente de la Academia Internacional de Derecho Aduanero elaboró un análisis muy puntual sobre el tema. Nos dice que hasta antes del 23 de febrero de 1992, la Dirección General de Aduanas dependía directamente del Secretario de Hacienda, al mismo nivel que las Subsecretarías de Ingresos, la de Hacienda, la Procuraduría Fiscal de la Federación o la Tesorería. También el Resguardo Aduanal aparecía en ese mismo nivel del organigrama. Recordemos que el  Resguardo Aduanal Mexicano ejercía sus funciones de vigilancia en litorales, fronteras, recintos fiscales o fiscalizados, aeropuertos internacionales y, en general, en todos los lugares donde se consideraba necesario vigilar para prevenir o reprimir las infracciones aduaneras. 

A partir del 24 de febrero de 1992 y hasta el 30 de junio de 1997, las aduanas pierden relevancia y poder político, al dejar de depender directamente del Secretario de Hacienda, formando parte de la Subsecretaría de Ingresos. Resguardo Aduanal desaparece y da paso a la Policía Fiscal Federal que depende entonces de la Dirección General de Aduanas. Es en este momento histórico en el que se negocia el Tratado de Libre Comercio con América del Norte y se lleva a cabo la gran reforma aduanera para poder operar dicho tratado que aumentaría significativamente el flujo del comercio exterior en las aduanas.  

En 1997, el 1 de julio para ser exactos, se cierra una de las últimas ventanas de autonomía y poder que tuvo la Dirección General de Aduanas y se incerta en el organigrama del entonces nuevo Servicio de Administración Tributaria. El SAT es un órgano desconcentrado de la SHCP, que tiene la responsabilidad de aplicar la legislación fiscal y aduanera, con el fin de que las personas físicas y morales contribuyan proporcional y equitativamente al gasto público, de fiscalizar a los contribuyentes para que cumplan con las disposiciones tributarias y aduaneras, de facilitar e incentivar el cumplimiento voluntario y de generar y proporcionar la información necesaria para el diseño y la evaluación de la política tributaria. 

Así, la Administración General de Aduanas pasa a ser una más de las administraciones del SAT, junto con la General de Recaudación, la General de Auditoría Fiscal Federal, la General de Grandes Contribuyentes, la General Jurídica, la General de Servicios al Contribuyente, la General de Planeación, la General de Recursos y Servicios, la General de Comunicaciones y Tecnologías de la Información, la General de Evaluación, la General Hidrocarburos y la de más reciente creación, la Administración General de Auditoría de Comercio Exterior, que aún no sabemos si continuará o se fusionará con alguna otra, hoy reporta directamente a la General de Auditoría Fiscal Federal.  

Al nivel de estas administraciones generales estaba el IFA, la oficina de Inspección Fiscal y Aduanera (la policía fiscal, para entendernos pronto) que no dependía de la AGA y que fue depurada por el ejército en el 2009. Oficialmente no hubo explicación de ese operativo de limpia. Extraoficialmente se supo que fue una medida para corregir el contrabando de armas que pasaba por las aduanas fronterizas. 

Después, en el organigrama del SAT están las Unidades Administrativas Desconcentradas (Administraciones Desconcentradas de Servicios al Contribuyente, de Auditoría Fiscal, Jurídicas y de Recaudación) y las 49 Aduanas del país, que éstas sí le reportan a la actual AGA. 

Este desmembramiento de la Dirección General de Aduanas de México parece responder a un esquema más político que estratégico. Fueron de las grandes decisiones neoliberales que trataron de disgregar el poder en distintos actores y que al final terminó siendo perjudicial para el sistema aduanero mexicano y para la propia seguridad del país.  

Muchos temas aduaneros dejaron de depender de la Administración General de Aduanas, lo que entorpeció la operación del comercio exterior y la obtención de resultados en el combate a las malas prácticas.  

Otro factor de carácter político aceleraba el desencanto de las autoridades aduaneras y hacendarias. Casi siempre, el Administrador General de Aduanas era propuesto por el Presidente de la República o el Secretario de Hacienda, no obstante que su jefe directo era el Jefe del SAT. Esto acarreaba que el Administrador de Aduanas acordara y rindiera cuentas con el Secretario o el Presidente, dejando al Jefe en segundo plano. La respuesta de esos Jefes del SAT parece que fue irle quitando poco a poco facultades a la AGA y pasándolas a sus otras áreas de control. 

Internamente Aduanas tenía también su propia imagen corporativa y sus funcionarios no se sentían parte del SAT; hasta que hace algunos años homologaron la imagen bajo el logotipo del Servicio de Administración Tributaria y trataron de darle una misma identidad.  

Hoy, ante la exigencia del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, de obtener resultados en aduanas contra la corrupción, comenzaron a exponerse todos los problemas que la AGA tiene para tomar decisiones, para despedir o contratar personal, para ejercer recursos a fin de mejorar la seguridad y la infraestructura de las 49 aduanas. Este fue un factor decisivo en la publicación del Decreto que da vida a la nueva ANAM y que hay que reconocerle al Presidente López Obrador, y también a la Jefa del SAT, Raquel Buenrostro, por la sensibilidad mostrada ante la necesidad de transformar al país, y al Administrador General de Aduanas, Horacio Duarte Olivares, por encabezar estos esfuerzos. 

Es un error ahora tratar de contraponer al SAT con la ANAM por el dilema de quién va a cobrar los impuestos al comercio exterior, los derechos o el IVA que se recauda a través de aduanas, mientras que la caja registradora del país suene en la TESOFE, todos los mexicanos ganamos, y estoy seguro que habrá una gran coordinación entre ambos organismos para facilitar el comercio exterior y el crecimiento del país. 

En conclusión podemos decir que una Agencia Nacional de Aduanas de México fuerte, incrementará la seguridad nacional, será más eficaz para combatir la corrupción, las malas prácticas aduaneras y sobre todo, recaudará más y mejor.  

José Ignacio Zaragoza A. 

Agente Aduanal, experto en Comercio Exterior. 

@ignaquiz