COLUMNA INVITADA

Carta a los ministros de la SCJN

Me dan lástima porque pesará sobre ustedes más violencia, más injusticias;lástima,porque es fácil acallar el juicio de la propia conciencia,absolverla sustentándose en falsas ideologías,al servicio del poder o del dinero

OPINIÓN

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Paz Fernández Cueto/ Colaboradora/ Opinión El Heraldo de México Créditos: Foto: Especial

Señores ministros.

Después de haber sentenciado a vidas humanas, ante la aparente disyuntiva de no criminalizar a la mujer que aborta o preservar la vida del concebido, optaron por condenar vidas inocentes sin intentar salvaguardar los derechos de ambos. El único que demostró rasgos de humanidad fue el ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo. Para él mis respetos, los demás me dan lástima. 

Me dan lástima porque la evidencia científica -cada vez más contundente- sobre la categoría humana del embrión, no puede disculparlos. ¡Qué poco saben de la humanidad y de su dignidad al calificar a las mujeres como “vientres” y considerar lo concebido en ellas como“ residuos desechables”!

Me dan lástima porque, al absolver el delito del aborto, abren las puertas a más injusticias de   las que quieren evitar. Nadie quiere castigar a las mujeres con la cárcel; el aborto -violencia contra la mujer- conlleva, en sí mismo, el peor de los castigos. Saben muy bien que no hay una sola mujer en la cárcel por haber abortado, pero saben también que su sentencia, hipócritamente compasiva, favorece el machismo. Que fácil resulta ahora abusar y usar a las mujeres, teniendo a la mano el recurso de abortar para evadirla responsabilidad. Si alguien va a pagar, serán vidas inocentes.

Me dan lástima porque cargan sobre ustedes con un dictamen que se traduce en muertes manchadas de sangre y bañadas en lágrimas. Se trata de eliminar seres humanos en el vientre de sus madres, dentro del santuario que la naturaleza diseñó para su protección. Han de saber que la naturaleza no perdona, las heridas que provoca el aborto en sus madres y el deterioro social que conlleva es irreversible.

Su sentencia, señores ministros, abre las puertas a la floreciente industria que lucra con el aborto: clínicas transnacionales, insumos para practicarlos y medicamentos para provocarlos, ahora desde la casa con todos los riesgos que implica… La mujer poco importa.

Me dan lástima porque pesará sobre ustedes más violencia, más injusticias; lástima, porque es fácil acallar el juicio de la propia conciencia, absolverla sustentándose en falsas ideologías, al servicio del poder o del dinero.

Me dan lástima porque no podrán esquivar el juicio implacable de la historia que, tarde o temprano, detecta la barbarie de acciones que han atentado contra la humanidad como la esclavitud, los genocidios, la discriminación por razas y tantas masacres que nos avergüenzan. No soy abogada ni especialista en derecho, pero soy mujer y soy madre, sé lo que es descubrir la presencia de un hijo en las entrañas, notar la diferencia entre un antes y un después, distinguir entre la vida y la muerte.

Señores ministros, no existe el derecho de abortar como no existe el derecho a eliminar a quien estorba. Tal vez el juicio de la historia no llegue a alcanzarlos ante la precariedad de la vida, siempre corta. Lo que no podrán esquivar es el juicio que enfrentarán ante la Justicia Divina, independientemente de que lo crean o no. Su complicidad es de gravísimas consecuencias.

POR PAZ FERNÁNDEZ CUETO
PAZ@FERNANDEZCUETO.COM

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