A través del Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN), un gobierno progresista de Estados Unidos encabezado por Joe Biden tiende la mano a México, ofreciéndole un extenso programa económico que implica el cabal aprovechamiento del T-MEC y su desarrollo económico de cara a los nuevos tiempos, con una guerra global económica y política de EU con China que se acentúa y un cambio tecnológico que se acelera por el COVID-19.
El DEAN tiene el potencial de impulsar la recuperación económica postcoronavirus y el desarrollo de nuestro país volviéndolo más competitivo, incluyente y sustentable.
A cambio, México debe fortalecer su colaboración en el combate a los cárteles de la droga y al terrorismo, en la contención de los flujos migratorios irregulares, y en la implementación del T-MEC incluyendo las obligaciones laborales, ambientales y del sector energético. La oferta del DEAN es difícil de rechazar, salvo que exista un objetivo distinto para la Cuatroté. La cumbre de CELAC ofrece a nuestro país la oportunidad de mediar entre América Latina y EU, sin embargo, México la convirtió en una cuerda floja al proponer el fin de la OEA.
Desde la perspectiva de Biden, el conflicto global con China y Rusia es de democracia contra autoritarismo. Pensar que Estados Unidos pierde capacidad de defender sus intereses porque perdió la guerra en Afganistán es miope. EU hoy se esfuerza por mostrar que sus intereses globales no han cambiado.
La tentación del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) de llevar su política de confrontación interna al plano continental y global es alta.
La política exterior de AMLO asoma sus narices. El sueño bolivariano es provocar un éxodo y el cierre de la OEA, sustituyéndola con un organismo que incluya a Cuba, sin carta democrática y sin supervisión de derechos humanos. El siguiente paso sería buscar una ONU cercana a China y Rusia.
López Obrador, por un lado, acepta un diálogo que ofrece a México una autopista a la modernidad, y por el otro, juega en contra de los intereses de EU. Es un doble discurso incompatible que acabará con la paciencia de Biden. AMLO apostaba a Trump y Biden le tendió la mano a cambio de cooperación.
El mandatario mexicano tiene poder de negociación, pero llevarlo al extremo es temerario. Confrontarse con EU, convirtiéndose en el Chávez del momento sin los recursos petroleros que éste tenía y en contra de los intereses y seguridad estadouniense parece ser un serio error de cálculo que puede dar fin al DEAN y cambiar radicalmente la estrategia con México.
Castro se consolidó instalando misiles nucleares, AMLO lo haría haciendo añicos a la OEA. México está caminando en una cuerda floja. Cuba y sus aliados siguen peleando la Guerra Fría. Tener como invitado especial a Díaz-Canel para las fiestas de la independencia puede ser la gota que derrame el vaso. Ni VOX ni Cuba, el equilibrio no está en los extremos sino alrededor del centro.
POR GERARDO TRASLOSHEROS
JENKINS GRADUATE SCHOOL Y PECC MÉXICO
@GTRASLOSHEROS
MAAZ