Una pandemia que genera además de dolor una gran incertidumbre, las llamadas lluvias atípicas cada vez más típicas, sismos que no dejan cicatrizar nuestras heridas, y un deslave que sepulta no sólo casas, sino también nuestro maltrecho optimismo. Esa es la fotografía de nuestro Estado de México hoy. Cómo gestionar esta dolorosa realidad en que nos tocó atravesar, qué posibilidad tiene la política de salir bien librada como herramienta principal para procurar el bienestar social, qué tanto ha aprendido nuestra mal llamada clase política de la larga historia de malas decisiones al enfrentar desgracias naturales, cuyos efectos se recrudecen por el peor de los males heredados. La corrupción.
¿Y esto por qué es un asunto de todas y todos? Porque a pesar de estar en una aparente evolución en la forma que fluye la información, particularmente por lo que aportan las redes sociales, parece que los esquemas de la vieja política no terminan de morir y las referencias de una nueva forma de ejercer una de las profesiones más nobles no terminan de nacer o de tener referencias concretas, asequibles, tangibles, homogéneas y generalizadas.
Las primeras planas que en gran medida han sido sustituidas por tuits o estados en Facebook no dejan de tener la foto tradicional del funcionario x en el lugar de los hechos, sumergido unos minutos en agua, cargando alguna despensa, entregando algún electrodoméstico o cualquier cosa que su equipo de comunicación le recomiende para mostrarse “humano”. Hay más de estético en la atención de los desastres naturales o sus consecuencias que de estructural en las medidas que se toman para prevenir que sucedan o mitigar sus efectos.
La mayoría de los llamados de auxilio al gobierno federal particularmente tienen que ver con el acceso a recursos que pueden emplearse en la sustitución de los bienes perdidos, sin embargo, pocas son las convocatorias a un trabajo que conjunte a los tres niveles de gobierno a trabajar de manera conjunta y preventiva para evitar que el estado actual se siga reproduciendo como un fatal destino, como un círculo vicioso.
Por su puesto que se debe atender la reposición de lo perdido en términos materiales, pero pensar que la política como instrumento sólo sirve para repartir despensas y electrodomésticos es de una mezquindad, vileza y limitación que para quien lo piense así, debería ser razón suficiente para no dedicarse a ello o al menos no bebería recibir remuneración alguna por hacerlo.
La derecha se exhibirá como siempre, como muestra lo sucedido en la Legislatura cuando se abordó la aprobación de un exhorto al gobierno estatal para atender lo sucedido en Ecatepec y el panismo mexiquense salió rabioso a decir que el que debía ser exhortado era el Presidente. Eso los define. Quien debe demostrar un actuar distinto es la izquierda, que está difusa, con una elección próxima, sin una agenda que ayude a la ciudadanía en lo concreto, con una reforma a la constitución que le explotó en las narices al ser un asunto de consumo únicamente de la clase política. Aunque duela a sus promotores, su iniciativa resultó intrascendente.
POR DANIEL SERRANO
LIDERAZGO POLÍTICO DE IZQUIERDA EN EL EDOMEX
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