MALOS MODOS

Tlalli

Podríamos preguntar otra vez qué relación real, tangible, verificable, encuentran entre la recién creada civilización ancestral “olmexica” y las comunidades indígenas actuales

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Podríamos preguntar por qué la representación de una figura femenina olmeca tiene un nombre náhuatl, Tlalli, lo que pone al oficialismo en el camino de confundir, homologar, fundir en un mazacote a civilizaciones muy distantes en tiempo y espacio. No parece una manera muy adecuada de –nuestro presidente dixit– rendir tributo a la riqueza cultural de nuestro país antes de la llegada de los españoles, país que por supuesto no existía en aquellos tiempos.

Podríamos preguntar por qué cargaron ahora contra Colón. Y es que el oficialismo tiene una visión simplona y maniquea de la Conquista, se sabe, pero meter en el paquete cortesiano al genovés así, sin matices, pone al referido oficialismo muy cerca de una especie de consagración en piedra del “Y que chinguen a su madre todos los europeos”.

Podríamos preguntar, enseguida, con qué derecho movieron una pieza catalogada, y por derecho me refiero al derecho en un sentido literal, el de las leyes, pero también en un sentido coloquial, porque ellos, que dicen que todo lo consultan, no nos consultaron nada. Podríamos preguntar oooootra vez qué relación real, tangible, verificable, encuentran entre la recién creada civilización ancestral “olmexica” y las comunidades indígenas actuales, compuestas por personas que hablan, comen y se casan de maneras muy diversas, pero en ningún caso relacionadas con las cabezas olmecas a las que rinde homenaje el escultor Pedro Reyes.

Lo que lleva a preguntar por qué la obra le fue encomendada a Reyes. Y es que Reyes sí, tiene una trayectoria, pero ni es algo así como el escultor canónico de este país, ni es una mujer, ni proviene de alguna comunidad indígena, como para satisfacer la vocación simbólica de la 4T.

Que Reyes trabaja con unos talleres de mujeres indígenas, nos dicen. Pues sí. Lo que significa: a un grupo de mujeres indígenas les explica un hombre no indígena cómo se debe homenajear a las mujeres indígenas. Hecho que nos lleva a otra posible pregunta, ya que estamos con los símbolos, sobre la pertinencia de “estilizar” a, justamente, una mujer indígena.

¿De veras: “estilizar”, “mujer”, “indígena”? Lo que a su vez nos lleva a algunas preguntas sobre el resultado de esta iniciativa. No se trata de poner en cuestión los talentos de Reyes. Pero nadie, a simple vista, adivinaría que se trata de una cabeza olmeca. Tlalli parece, en efecto, una delicada figura elaborada en algún rincón de África.

Aunque lo más probable es que la idea que perdure es la que ya se multiplicó, malignamente, en redes: que parece una invasora extraterrestre, y que se convierta así en un referente urbano tipo: “Nos vemos en el Área 51, wey”.

Y es que hay un hecho que no parece asimilar del todo este “gobierno de símbolos”: que así como uno no sabe para quién trabaja, luego uno no sabe para quién simboliza.

POR JULIO PATÁN

JULIOPATAN0909@GMAIL.COM 

@JULIOPATAN09

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