En 1954 llegó a la Cámara de diputados Aurora Jiménez Quevedo de Palacios, la primera mujer diputada. Dos años antes, Jiménez había participado en el movimiento para conseguir que al territorio de Baja California se le diera el reconocimiento de estado. Cuando se logró, Baja California pasó de tener un diputado en el Congreso federal a tener dos. Con esto, setomó la decisión de organizar elecciones extraordinarias. Sucedió a la mitad de la legislatura y a menos de un año de que las mujeres hubieran obtenido el derecho ser votadas a nivel nacional. Aurora Jiménez participó y resultó ganadora. Así inició la enorme transformación que justo el día de hoy llega a un momento histórico con paridad absoluta en los números de la Cámara.
Pero el proceso no fue sencillo ni mucho menos rápido. La primera legislatura en la que hubo más de 100 mujeres presentes (20% de la Cámara) fue electa apenas hace 18 años. Es decir, tomó casi 50 años pasar de 1 a 100 mujeres en el Congreso. Después de eso el salto fue enorme: 131 mujeres en 2006, 184 en 2009, 241 en 2018 y, finalmente, 250 mujeres que tomarán protesta el día de hoy, junto a 250 hombres, en la LXII legislatura.
¿Cómo sucedió?, ¿Qué tuvo que pasar para que la inclusión de las mujeres se acelerara? Sin duda, una parte de la respuesta pasa por cambios culturales, discusiones públicas y cambios generacionales en el electorado. Pero eso no explica todo. El gran detonador de la inclusión de las mujeres en la política mexicana han sido las acciones afirmativas que han sido implementadas en los últimos 20 años.
Empezamos con criterios que aseguraban un porcentaje de participación para mujeres, mismos que se fueron ampliando hasta alcanzar el 50%. Pero pronto, las autoridades se dieron cuenta de que los partidos hacían “trampa” mandando a las mujeres a los distritos menos competitivos para cumplir con las cuotas. Fue entonces que se instauró el criterio de competitividad en la que la paridad debe cumplirse en todos los rangos (bloques): en los que el partido puede ganar, en los que el partido tiene posibilidades intermedias y en los que el partido se encuentra prácticamente perdido. Por otro lado, los partidos ponían mujeres candidatas y hombres suplentes que se quedaban en el cargo tras la renuncia forzada de ellas. Entonces se les obligó a poner fórmulas completas de hombres o mujeres para cumplir con el criterio.
A la parse empezó a ver otro problema: las mujeres tenían las candidaturas, pero no contaban con la preparación adecuadapara ganar o para desempeñar los cargos, yaque desde las bases y las fuerzas juveniles, los partidos estaban dominados por hombres. Fue entonces queen 2008 se aprobó una ley que obligaba a los partidos a destinar el 2% de sus recursos a la formación y desarrollo político de las mujeres. En 2014, ese porcentaje subió al 3%. Para las elecciones del 2021, además, se determinó que los partidos deberían destinar al menos el 40% de sus tiempos de radio y televisión de campañas para candidatas.
No es poca cosa. México hoy tiene un mayor porcentaje de mujeres en la cámara baja que países como Finlandia (41%), Nueva Zelanda (40%), Alemania (30%), Canadá (27%) o Estados Unidos(23%).
Tendemos a pensar que México está mal en todo. Y sí, hay muchas cosas en las que nuestro país no es ejemplo… pero esta no es una de ellas. La llegada de 250 mujeres es un asunto para celebrar. Ya luego vendrán discusiones sobre la paridad cualitativa, si realmente se les incluye en las decisiones relevantes de presupuesto, seguridad y reformas constitucionales, si se les dan espacios en tribuna y si presiden comisiones peleadas. Pero por ahora, toca aplaudir este enorme paso que hemos dado como país.
POR FERNANDA CASO
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PAL