La idea de una integración continental bajo el ALCA, encabezada por Estados Unidos y sin Cuba, murió víctima de gobiernos bolivarianos antiyanquis encabezados por Chávez, Evo, Kirchner y Lula. Contrario al discurso reciente ante CELAC, es imposible una OEA sin el dominio de EU, como lo es un bloque comercial continental tipo la UE. Más allá de ilusiones integracionistas continentales irrealizables, en América Latina y el Caribe (ALC) han existido en décadas recientes dos modelos excluyentes de integración.
Por un lado, el regionalismo abierto de la Alianza del Pacífico, constituida por un TLC entre México, Colombia, Perú y Chile, que permite que sus miembros a la vez tengan TLCs en lo individual o en conjunto con países y bloques como Estados Unidos, la Unión Europea, el CPTPP y China. La AP ha contado con gobiernos aperturistas pro EU, despertando interés global, concluyendo recientemente la negociación conjunta de un TLC con Singapur como Miembro Asociado, esperando que ingresen de la misma forma Canadá, Australia, Nueva Zelandia y Corea del Sur. Existen candidatos latinoamericanos esperando ser miembros plenos de la AP, como Ecuador, Panamá y Costa Rica.
Por el otro lado está el regionalismo cerrado del Mercosur (compuesto por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), constituido por una unión aduanera defectuosa que se ha ampliado para incluir a Bolivia y Venezuela (hoy suspendida), pero que no ha concretado TLCs con el exterior. Mercosur ha mantenido un mercado protegido para sus miembros, siendo una camisa de fuerza que impide que cada uno pueda negociar con otros países o bloques. Mercosur en general ha contado con gobiernos bolivarianos anti EU.
En ALC lo bolivariano es hegemónico en la izquierda. El ideal bolivariano es una unión anti yanqui y anti libre empresa (pro China si esto ayuda al resultado). México y Perú tienen hoy gobiernos pro bolivarianos, mientras que Colombia y Chile han tenido revueltas sociales recientes que derivarán con alta probabilidad en presidencias y constituciones radicales de izquierda. Lula da Silva retomará la presidencia de Brasil ante la caída de Bolsonaro. La marea roja estará de vuelta.
Hacia el futuro, los miembros de la AP, ahora todos de izquierda bolivariana, no renunciarían en el corto plazo a los TLCs existentes para integrarse a una unión afín, pero sí tomarán medidas populistas expropiatorias, como hace hoy México y ha anunciado Perú, sin importarles pagar el precio que ello implique, reforzando sus vínculos con Mercosur. En el futuro próximo habrá una AP debilitada, practicando un regionalismo más cerrado, acercándose a China para contrarrestar a EU y buscando abandonar a la OEA por considerarla un instrumento yanqui injerencista en sus asuntos internos como son democracia y derechos humanos.
POR GERARDO TRASLOSHEROS
JENKINS GRADUATE SCHOOL Y PECC MÉXICO
@GTRASLOSHEROS
MAAZ