ARTE Y CONTEXTO

¡Feliz día internacional del oh, oh, oh, ohrgassssmoooh..!

Algo bueno que nos ha traído la pandemia es el incremento del número de orgasmos

OPINIÓN

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Julén Ladrón de Guevara/ Arte y contexto / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Algo bueno que nos ha traído la pandemia es el incremento del número de orgasmos. Esto me parece lógico ya que ahora tenemos permiso de quedarnos unos 30 minutos extra en la cama, en vez de los 15 reglamentarios antes de salir a trabajar a la oficina. Entre otras cosas, el orgasmo nos ayuda levantarnos con más energía para no entrarle en seco al día y tiene más ventajas que desventajas, además de calmar un poco la ansiedad.

Por todas sus virtudes la gente puede pensar que éstos son demasiado buenos para ser verdad, pero lo son. Sin embargo, los espantadizos se lo han tomado como algo qué satanizar, de tal forma que desde hace siglos se ha señalado como un acto de pecado y perdición.

A propósito del tema, recuerdo con nitidez por el impacto que me causó, una frase de la película “Como agua para chocolate”; Pedro, el personaje masculino principal recita después de persignarse: ”Señor, no es por vicio ni por fornicio, si no por dar un hijo a tu servicio”, seguido de un angustioso Padre Nuestro. Estas palabras proferidas por Pedro, fueron necesarias para justificar la consumación “del acto” con su nueva esposa, a través de una sábana perforada para este fin, y así evitar la visión de ella desnuda e inmóvil. Corrían los años 90, yo acababa de llegar a la mayoría de edad y tal atrevimiento me pareció genial. En ese momento comprendí que el personaje tuvo que rezar porque no estaba haciendo el amor con la persona que realmente deseaba. La lectura que le di en ese momento fue que la escritora de la novela original, nos quería decir lo inmoral que resultaba la imposibilidad de disfrutar del amor en toda su plenitud. Vaya enredo en el que nos mete la religión. Por eso, hoy en día aun hay mujeres casadas sin permiso de sentir placer, pero con la obligación de formar una familia.

El orgasmo es de quien lo trabaja, pero también del que lo abraza, de quien comprende que es normal y de quien sabe que disfrutarnos para nada es una señal de posesión demoníaca. La verdad es que nuestra alma no se va a condenar, sólo se va a acostumbrar a que nos queramos más. De todas maneras, ¿a quién le tenemos que rendir cuentas de su frecuencia, con quién nos tendríamos que confesar para aliviar la culpa que nos cause tener uno que otra alguna vez? ¿Con un confesor que tal vez retome nuestro relato para provocarse uno también? Me niego, y también me niego a dar explicaciones o pensar que es inmoral. Dicho lo cual, los exhorto a celebrar con alegría rebelde este día de reflexión sexual, donde el centro del universo somos nosotros y nuestro propio ser. De todas maneras, ¿qué más da? El fin del mundo lo tenemos encima, la vida es más corta de lo que imaginamos jamás y las posibilidades de encontrarnos con nosotros mismos, la tenemos al alcance de la mano. Por eso, hagamos un esfuerzo por no juzgarnos ni justificar, lo que con tanta facilidad nos rinde ese económico e inmenso placer.

POR JULÉN LADRÓN DE GUEVARA
CICLORAMA@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@JULENLDG

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