TRES EN RAYA

Aerolínea Gansito, Patito, Bolita; pa’l caso da lo mismo

La línea aérea del Estado será uno de los gastos más superfluos, innecesarios y estrambóticos de la presente administración

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Imaginemos aviones color Morena con un logo de un ganso ya cansado. ¿O será uno con aquel otro mamut, pero con alas? ¿Importa acaso?

La línea aérea del Estado será uno de los gastos más superfluos, innecesarios y estrambóticos de la presente administración. Sí, hay lo que se llama equivocaciones y luego otras cosas peores.

¿Pero qué se puede esperar cuando imperó la necedad de construir un aeropuerto que no servirá y de pagar por la destrucción del que sí serviría?

La creación de la aerolínea obedece a que se requiere una para poder operar la terminal de Santa Lucía, poco importa si para ello es necesaria la asociación del gobierno con un grupo de empresarios (modelo criticado de neoliberal por la Cuarta Transformación). Tampoco que uno de los socios está dirigiendo Altán Redes, empresa que además de trabajar con el actual gobierno para llevar “internet para todos”, se encuentra en un proceso de concurso mercantil. Esto es, que está quebrada. La instrucción presidencial ha sido dada y debe cumplirse…

Todo demuestra que este tipo de inversiones gubernamentales, al convertir la libre competencia en esfera de control de una empresa paraestatal, ofrece como retorno pérdidas para todos los actores, empezando por los consumidores y para quienes pagamos impuestos.

¡N’hombre, unos genios! Pensar en establecer una nueva aerolínea cuando, a nivel mundial, la gran mayoría de ellas se encuentra recortando personal, el número de vuelos y solicitando apoyos gubernamentales.

La Aerolínea Gansito quiere operar 60 aviones cuando ni siquiera hay estudios de mercado de cuántas personas desearán volar desde Santa Lucía, y a qué destinos. Sin olvidar que también deberán manejar precios “competitivos”, incluyendo los traslados (ida y vuelta) hasta dicha terminal.

Con los antecedentes de genialidades ideadas por la Cuarta Transformación —gas bienestar, fertilizantes del gobierno, Banco del Bienestar, sin olvidar la empresa de internet del gobierno que no funciona—, ahora tendremos una aerolínea del malestar….  

La ocurrencia requerirá de aviones que repelen a otros aviones y pondrá en brete a muchas de las operaciones aéreas del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).

Seguramente anunciarán que el vuelo inaugural será en el avión presidencial rifado sin rifar, y que desde Santa Lucía el presidente Andrés Manuel López Obrador tomará todos sus vuelos para realizar sus giras en el país. Si los demás presidentes sólo tenían un avión, él tendrá toda una flota y un aeropuerto para él solito.

En mayo pasado, la agencia internacional de aeronáutica rebajó la calificación de seguridad aérea de México. Ello significa que no podrá haber un mayor número de operaciones aéreas mexicanas en el mercado estadounidense. En ese sentido, será imposible que la nueva aerolínea del Estado pueda realizar viajes más allá de nuestras fronteras. A menos, claro está, que se desee ir a Bolivia o a Ecuador, por ejemplo.

Las incongruencias para lanzar este proyecto incluyen la contratación de mil 200 exempleados de Mexicana, un aeropuerto civil manejado en su totalidad por el Ejército, la participación económica del gobierno cuando los recursos son escasos y un problema de conectividad con el aeropuerto de la Ciudad de México.

Hasta ahora, el pretexto más caro del mundo —que no lo tuvo ni Obama— ha sido el avión presidencial. Si la aerolínea del ganso cansado se logra, pasará a ser la ocurrencia más absurda de la historia; una que, junto con la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya del sureste mexicano, terminará por arruinar la economía nacional.

POR VERÓNICA MALO
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM

MAAZ