Designación por dedazo consumó ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador, con el regreso de Olga Sánchez Cordero al Senado de la República. Rompió con una costumbre reciente de Morena en el Congreso de la Unión: designar a los jefes de las cámaras mediante procesos democráticos. No sólo eso, provocó daños colaterales entre otras mujeres morenistas al obligar a su bancada a romper un acuerdo suscrito apenas el martes pasado.
Cuatro senadoras se habían inscrito para concursar por la presidencia del Senado: Ana Lilia Rivera, Bertha Caraveo, Marybel Villegas e Imelda Castro. Sus posibilidades y aspiraciones, por ahora, pasaron a mejor vida, por una instrucción presidencial. Este fin de semana se “vota”, como mero trámite, la presidencia de Olga Sánchez en el Senado y, para taparle el ojo al macho, ratificarán a Ricardo Monreal como coordinador y presidente de la Junta de Coordinación Política. Y eso del dedazo no es mera especulación. Desde el gobierno se construyó la narrativa.
El Presidente necesita reforzar y llevar a buen puerto sus iniciativas en el Poder Legislativo, me dijo un alto funcionario federal. Por esa razón, le pidió a Sánchez Cordero que vaya a operar personalmente todas las reformas que le interesan para apuntalar el gobierno de la Cuarta Transformación. Va a ser su brazo derecho en el Congreso, remató la fuente. Pero como en la 4T insisten en guardar las apariencias, el primer mandatario dijo públicamente que la ministra en retiro fue la que le pidió regresar al Senado. Lo que no sabía la secretaria era que la aceptación de su petición (si es que existió) y el anuncio de la misma se haría ayer, poco después de mediodía. Ni ella ni sus colaboradores tenían conocimiento.
Fue convocada a Palacio Nacional de última hora mientras participaba en un encuentro de gobernadoras, secretarias de Estado y legisladoras, organizado por Inmujeres, el cual abandonó a toda prisa. Como sea, la ahora exsecretaria de Gobernación llega a intentar tomar el control de la Cámara Alta y se convierte en la segunda funcionaria de primer nivel asignada para hacerle contrapeso a Monreal. El primer enviado fue Gabriel García, excoordinador de los súper delegados y los programas insignia de la 4T.
La gota que derramó el vaso y que apresuró los cambios fue, sin duda, el fracaso de Morena para lograr la aprobación de las leyes secundarias de la Revocación de Mandato. El Presidente está enojado y busca nuevos operadores en el Congreso, porque los aliados andan muy sueltos y la oposición cada vez más afianzada en un solo bloque.
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Daño colateral. Jesusa Rodríguez, una de las senadoras más activas de Morena, promotora del consumo lúdico de la mariguana y otras artes histriónicas en el Senado, deja su escaño como suplente de Olga Sánchez.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Cuando estamos enojados, nuestra primera reacción suele ser equivocada.”
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
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dza