COLUMNA INVITADA

La trampa de la revocación de mandato

Desde hace semanas y durante los siguientes meses, la propaganda lopezobradorista, encabezada por el presidente, estará abocada a un objetivo

OPINIÓN

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Guillermo Lerdo de Tejada / Columna Editorial / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Desde hace semanas y durante los siguientes meses, la propaganda lopezobradorista, encabezada por el presidente, estará abocada a un objetivo: promover la revocación de mandato. Usted se preguntará por qué el mismo gobierno está tan interesado en llevar a cabo este proceso en el que podría perder el poder. Parecería ilógico, pero en realidad se trata de una estrategia de manipulación, y los ciudadanos no debemos caer en ella. 

La revocación de mandato es un mecanismo de democracia directa (como el referéndum o el plebiscito) en el que la ciudadanía puede votar para destituir a una autoridad anticipadamente, es decir antes de que termine el plazo para el que fue electa, si por alguna causa –incompetencia, abusos, etc.– el gobernante ha perdido el respaldo popular. Dicho instrumento ha evolucionado a lo largo de al menos dos siglos y existe en muy diversos países, como Estados Unidos, Suiza o Venezuela.  

En México esta figura no es nueva, aunque nunca se ha usado. En 1938 Yucatán la aprobó a nivel local (si bien tiempo después fue declarada anticonstitucional) y algunos otros estados la contemplan desde hace años. En 2019 se estableció a nivel nacional. En específico, para solicitar la revocación del presidente de la República se necesita que al menos el 3% de los ciudadanos registrados en el padrón electoral lo pidan. Si esto ocurre, el INE lleva a cabo una elección, en la cual para destituir al mandatario se requiere que la mayoría de los electores voten por el “sí”.  

Hasta aquí, la revocación parecería una buena idea que le da el poder a los ciudadanos. La realidad es más compleja: se trata de un mecanismo que se ha usado escasamente en el mundo, porque acarrea riesgos de ingobernabilidad y división social; las más de las veces se ha empleado a nivel local (algunos alcaldes, diputados y poquísimos gobernadores). Las contadas ocasiones que se ha invocado a nivel presidencial, como en el caso de Venezuela en 2004, únicamente sirvió para consolidar el poder autoritario de Hugo Chávez. 

La clave de la trampa en México es esta: el lopezobradorismo quiere usar este instrumento para hacer campaña de aquí a marzo de 2022. En lugar de atender los problemas reales (desempleo, violencia, salud, etc.), el gobierno está ansioso por usar la revocación como excusa para distraer a la gente. Más aún, como en Venezuela, pretenden pervertir este instrumento para convertirlo en una “ratificación” de López Obrador: usarán todos los recursos del Estado –dinero, clientelas, presión a funcionarios públicos– para crear la ficción de que “el pueblo” votó masivamente por el régimen.  

Todo esto sólo legitimaría artificialmente al gobierno y debilitaría a las oposiciones. En el peor escenario, este ejercicio podría abrir la puerta a la tentación de un plebiscito en 2024 para prolongar el sexenio. No es casualidad que sólo grupos extremos y desinformados como FRENA le estén siguiendo el juego al gobierno con este tema. Lo mejor que podemos hacer los ciudadanos libres es ignorar este proceso, no caer en la trampa, hacerlo irrelevante y prepararnos para la elección que de verdad cuenta: la de 2024. 

POR GUILLERMO LERDO DE TEJADA SERVITJE
DIPUTADO CIUDADANO EN EL CONGRESO DE LA CIUDAD DE MÉXICO
@GUILLERMOLERDO

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