ALHAJERO

Al retorno, escuela por escuela

El regreso a las aulas no es como en las Olimpiadas, que si lo hacemos mal, no ganamos medallas; aquí, si lo hacemos mal, ganamos fallecidos

OPINIÓN

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Martha Anaya / Alhajero / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Eduardo Backhoff, doctor en educación, exconsejero del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), reconoce la urgencia de volver a las escuelas pero, advierte, el problema es que en México se hacen las cosas como si por milagro se fueran a resolver, sólo esperando que nos vaya bien.

Claro que se debe regresar a las aulas, “siempre y cuando sea seguro el regreso a clases; pero eso sólo se puede en algunas escuelas bien equipadas –usualmente son las particulares; algunas, no todas–, que tienen todo el equipamiento de infraestructura y lo necesario para proteger a los estudiantes, al personal y a los padres de familia”.

“En las escuelas públicas la situación es más complicada, apunta el sicólogo educativo: más de 20 por ciento de los planteles públicos tienen problemas de drenaje, de agua potable, dificultades de espacios libres, bien ventilados. Más de 20 por ciento –y estoy siendo conservador– de 250 mil escuelas; estamos hablando de más de 50 mil escuelas que tienen ese problema, ¡es terrible!”.

El gobierno, el sistema educativo, no aprovechó el tiempo de la pandemia 1) para cuidar sus escuelas (muchas de ellas fueron vandalizadas por no haber cuidadores) y 2) para invertirle los recursos necesarios para que estuvieran listas, al menos en infraestructura, para que los niños pudieran regresar a clases.  Y lo más triste, lamenta Backhoff, es que las poblaciones más desprotegidas y más vulnerables son las que van a esas escuelas. En cuanto al momento elegido para el retorno a las aulas, menciona en primer término que “el gobierno ha mandado un montón de mensajes equivocados o al menos disonantes”. Apunta:

- Estamos en peor momento de la pandemia. En el mejor de los casos, en el pico, porque podría todavía ser más adelante.

- Lo está haciendo con reglas titubeantes (la carta en la que se responsabilizaban los padres del contagio de sus hijos). Con un protocolo francamente de sentido común (nomás les faltó que también se lavaran los dientes) y no el producto de un comité científico elaborado con especialistas internacionales, incluso, en el que se hubiera dicho: Las condiciones para México, por cómo están sus escuelas, deberían seguir este protocolo… ¡No! Simplemente te dicen: el que quiera que regrese, el que no, no, bajo las mismas condiciones en que estábamos antes de la pandemia.

“Lo veo muy a la mexicana, al ahí se va, creemos que nos va a salir bien y nos dicen que no tenemos por qué tener miedo… ¡No!, al revés, tenemos, que tener miedo porque las condiciones están para ello, no porque nosotros las estemos inventando”.

Se están tomando decisiones a ciegas, señala el también presidente del Consejo directivo de Métrica Educativa. Pregunta: ¿Todos los docentes, todo el personal escolar: intendentes, secretarias, administrativos, están vacunados con las dos dosis? ¿Qué pasa con aquellos que voluntariamente no se quisieron vacunar? Carecemos de esa información. Y ese es el problema que veo, asienta el investigador, que se están tomando decisiones a ciegas, con intuiciones.

“Pero esto no es como en las Olimpiadas, que si lo hacemos mal no ganamos medallas.  Aquí, si lo hacemos mal, ganamos fallecidos. Y ese es el tema más preocupante”.

A mi manera de ver, concluye Backhoff, lo que se debería hacer es escuela por escuela: “Revisar, analizar y tomar la decisión de si se abre, y en qué condiciones se abre, y cuándo se abre. Y solamente se debe abrir en aquellos casos en los que haya condiciones”.

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GEMAS: ¿Qué tal si, a cambio de las vacunas de EU –o como mero gesto de buena voluntad–, el gobierno mexicano le presta a Biden el avión presidencial para reubicar a algunos evacuados de Afganistán?

POR MARTHA ANAYA
MARTHAMERCEDESA@GMAIL.COM
@MARTHAANAYA

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