COLUMNA INVITADA

Mujeres y el talibán

Zabihullah Mujahid, portavoz de los talibanes, prometió públicamente que respetaría los derechos de las mujeres dentro de la Ley Islámica

OPINIÓN

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Adriana Moreno Cordero / Columnista Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

“Nosotros somos diferentes, ya cambiamos” dijeron los líderes del Talibán que ahora controlan Afganistán y quién sabe por qué, la frase sonó muy conocida en México, pero más allá de eso, la crítica situación que vive ese país con dramáticas y cotidianas escenas de personas que aún a riesgo de su propia vida intentan salir, afecta directamente a las mujeres, pese a que los talibanes declararon que las necesitaban en este regreso al poder por la fuerza.

Zabihullah Mujahid, portavoz de los talibanes, prometió públicamente que respetaría los derechos de las mujeres dentro de la Ley Islámica y aunque de entrada permitieron que ellas regresaran al trabajo y las niñas a la escuela,  lo cierto es que no generan ni un ápice de confianza porque su historia se puede resumir en unas cuantas palabras: violencia y autoritarismo.

“Necesito ayuda, el Talibán viene por mí”, gritó desesperada una de las miles y miles de mujeres que se sienten amenazadas por un régimen que gobernó Afganistán entre 1996 y 2001 bajo estrictas y retrógradas leyes en las que las mujeres estaban en un papel tan secundario, que eran consideradas simples objetos sin voluntad alguna.

La amenaza latente es que las absurdas y retrógradas medidas con las que el Talibán gobernó en el pasado, regresen y están basadas en una sola palabra: prohibición, de manera absoluta.

Entre estas reglas están, que las mujeres no pueden trabajar ya que se deben dedicar solo al hogar sin poderse asomar a puertas o balcones de su casa y si salen a la calle, necesariamente tienen que estar acompañadas por un hombre, ya sea su marido o un hermano y no pueden hacer negocios con hombres. Si tienen que ir al doctor, solo pueden consultar a médicos mujeres y si no hubiera, pues entonces se quedan sin atención a su padecimiento, cualquiera que éste sea.

De lo más sorprendente  y aberrante en pleno siglo XXI y cuando las mujeres en todo el mundo han escalado para ocupar importantes posiciones no solo en la política; también en las finanzas y demás actividades, en el Talibán son merecedoras de azotes, palizas, insultos e incluso lapidación pública, si exhiben sus tobillos; utilizan cosméticos y maquillajes o salen a la calle sin ser acompañadas de un hombre de su familia; si mantienen relaciones sexuales fuera del matrimonio, o si visten indumentarias de colores vistosos porque son considerados “sexualmente atractivos”, o llevan tacones que hagan ruido con sus pasos.

No se pueden tomar fotografías ni reírse escandalosamente y las Plazas Públicas o Parques no deben tener en sus nombres la palabra mujeres.

Cuando los talibanes regresaron a tomar el poder, algunas de ellas valientemente se atrevieron a salir a protestar porque no quieren regresar a ese pasado absurdo.

POR ADRIANA MORENO CORDERO
morcora@gmail.com

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