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Más allá de la (des)esperanza

El reciente reporte del PICC marca un cambio de tono en la debacle ecológica. Atrás queda el dudar de la crisis o creer que es un problema futuro

OPINIÓN

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Daniel Daou / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

El reciente reporte del PICC marca un cambio de tono en la debacle ecológica. Atrás queda el dudar de la crisis o creer que es un problema futuro. Hemos pasado de hablar de revertir a mitigar a adaptar. Estamos al fondo del agujero y seguimos cavando. Pero la desesperanza no es apropiada. Tal como ha cambiado el tono del debate, también cambian las estrategias de los negacionistas. La irrefutable evidencia no les hace cejar; sólo cambian tácticas. Hoy promueven la inacción y la división basándose en el catastrofismo y la desesperanza.

Aún más insidioso resulta el negacionismo “implicativo” que es cuando se reconoce el problema, pero las acciones no corresponden a la naturaleza o magnitud del mismo. Esto lleva al “activismo placebo”. Hay que corregir cinco puntos del discurso sobre sustentabilidad.

Escasez. 10% más afluente de la población mundial es responsable de 50% de las emisiones; 50% más pobre, sólo de 10%. Hablar de escasez impide hablar de redistribución, no sólo de recursos, sino de responsabilidades y riesgos.

Sobrepoblación. Hay suficiente para todos. Pensar que el exceso de gente es el problema es misantrópico y antihumanista, y, si se dirige a grupos específicos, clasista o racista.

Crecimiento. El discurso ambiental se ha enfocado en el decrecimiento, pero hay que distinguir entre el buen y el mal crecimiento. Si la población mundial terminará de crecer tras alcanzar los 10 mil millones a finales de siglo es gracias al crecimiento urbano que, con el cambio en el estilo de vida que implica (sobre todo para las mujeres), ha reducido la tasa de natalidad. Sectores como el de energías renovables deben crecer más rápido que cualquier otro en la historia. El adoptar medidas de decrecimiento es un privilegio del que no todos gozan.

Eficiencia. En economía, se observa la paradoja de que las ganancias en eficiencia se traducen no en un menor, sino en un mayor consumo. Esto se debe a que los ahorros resultantes se reinvierten en mayor crecimiento. En un sistema que favorece el crecimiento a costa de todo, enfocarse en la eficiencia y no en sus beneficiarios es un error.

Individualización de la responsabilidad. Se nos dice que debemos aportar cada quien nuestro granito de arena: tomar duchas cortas, por ejemplo. Acciones individuales son una gota en el océano cuando un puñado de compañías son responsables de 70% de las emisiones. ¡Pero ojo! no caigamos en la inacción. Las acciones individuales deben ser el complemento de las colectivas no sólo dirigidas al cambio climático, sino al cambio sistémico. Como ciudadanos, una de las acciones más efectivas es sumarnos al capítulo local de organizaciones como el Citizens Climate Lobby, pasar la voz y fomentar la alfabetización ecológica. Debemos encarar la situación de frente porque lo que reprimimos nos reprime.

Por Daniel Daou
Doctor en Diseño por la Universidad de Harvard
@daniel_daou

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