COLUMNA INVITADA

La caída

Autoridades federales y capitalinas hicieron un plan de actividades, con voluntad, pero que no hace justicia a la relevancia de la fecha

OPINIÓN

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Onel Ortiz Fragoso / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El viernes 13 de agosto se conmemoraron 500 años de la caída de la Gran Tenochtitlán, capital del imperio Azteca. Una fecha fundamental en la historia de nuestra nación y de toda Latinoamérica. Las autoridades federales y capitalinas pusieron en marcha un plan de actividades cívicas y simbólicas importantes, con voluntad, pero que no hacen justicia a la relevancia de la fecha. La maqueta gigante del Zócalo de la CDMX es ilustrativa, pero efímera. Debería pensarse en acciones que incidan en la sociedad.

Aquí van tres:

Apoyo a museos y zonas arqueológicas. Los conquistadores quisieron destruir nuestra cultura, por tres siglos saquearon templos y construcciones. Las piedras son eternas, el legado de las culturas prehispánicas se preservó en cientos, quizá miles de vestigios arqueológicos a lo largo y ancho de la geografía nacional y latinoamericana. Nuestras zonas arqueológicas y museos necesitan de recursos, apoyo y promoción. El costo de la maqueta del Templo Mayor es una insignificancia comparado con los requerimientos del verdadero Templo Mayor y del Museo Nacional de Antropología, me atrevería a decir que el más importante de nuestro país.

Cambio de nombre de la alcaldía Cuauhtémoc a Tenochtitlán. A diferencia de otras grandes ciudades como Troya o la mítica Atlántida, cuya ubicación es un misterio, se conoce perfectamente donde está la Gran Tenochtitlán, sus templos, sus calzadas y sus barrios.

El gobierno capitalino cambió el nombre de la estación Zócalo por Tenochtitlán, una acción bien intencionada pero irrelevante, reitero la propuesta de cambiar el nombre de la Alcaldía Cuauhtémoc por Alcaldía Tenochtitlán o si se quiere Cuauhtémoc-Tenochtitlán, además de agregar a la señalética de la alcaldía los nombres y barrios originales de la capital azteca.
Enseñanza de idiomas nacionales a infantes y adultos.

El idioma es uno de los elementos fundamentales para mantener viva a una cultura. El castellano de los conquistadores se convirtió en el español de América en la pluma de Miguel de Cervantes, Sor Juana Inés de la Cruz, Juan Ruiz de Alarcón, Gabriel García Márquez, Octavio Paz, Gabriela Mistral, entre otros grandes escritores en ambos continentes y se enriqueció con miles de palabras de los 68 idiomas originarios. Menos de 10 % de la población mexicana habla algún idioma original.

Propuesta: que en la educación básica se establezca la enseñanza de idiomas nacionales de acuerdo con cada región y que se pongan en marcha programas de alfabetización para adultos para aprender alguno de estos legados de la cultura.
En 1994, desde la Selva Lacandona el EZLN declaró la guerra al mal gobierno y puso en el debate nacional e internacional los derechos de las comunidades indígenas.

Es el momento de realizar verdaderas acciones para la preservación e integración de  los pueblos indígenas. Eso pienso yo, ¿usted qué opina?

ONEL ORTIZ FRAGOSO

ANALISTA POLÍTICO Y ASESOR PARLAMENTARIO

@ONELORTIZ

MAAZ