MALOS MODOS

Qué hacer con la maqueta del Templo Mayor

La posibilidad más obvia: llevársela al parque de atracciones Aztlán y hacerle un par de adaptaciones para que se vendan esquites

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Se ha criticado con terrible dureza la maqueta del Templo Mayor. No lo comparto. En serio: ¿no podemos dejar de lado, por una vez, la polarización? ¿No somos capaces de ver el vaso medio lleno? Lo digo como va: esa maqueta es reutilizable de varias maneras. Reciclable. O sea, no, no se ve muy profesional que digamos.

De hecho, uno podría pensar que a alguien se le olvidó en el Zócalo el carro alegórico de un desfile de escuelas de los 70: “Los alumnos de la primaria Mártires de la Revolución nos ofrecen una representación del Templo Mayor hecha con cajas de leche Conasupo pintadas a mano. Noten cómo los cartones de huevo emulan las grecas que distinguían a la arquitectura de nuestros antepasados”. Así y todo, la maqueta, insisto, es muy aprovechable. 

Hay varias posibilidades. La más sencilla consiste en, pasada la conmemoración de los 500 años, moverla unos metros para tapar el Templo Mayor original, ciertamente muy deteriorado por la falta de presupuesto. Aunque lo del Templo Mayor exige soluciones de naturaleza más contundente.

Señor Presidente: ¿no convendría, sin más, enterrarlo? Llame usted al Ejército, para que venga con unas retroexcavadoras y devuelva el legado mexica a las entrañas de la tierra. Aparte del ahorro maravilloso que implicaría, esa medida serviría para dejar más espacio en la Plaza de la Constitución a, digamos, las protestas de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE). 

La posibilidad más institucional es meter la maqueta a Palacio Nacional y hacer que el Presidente no llegue así, como si nada, a las mañaneras, con esa humildad tan impropia de su altura, sino que lo haga bajando de la pirámide, en plan Tlatoani. A honrar la investidura, pues. Por último, la posibilidad más obvia: llevársela al parque de atracciones Aztlán y hacerle un par de adaptaciones, de manera que puedan venderse en ella, no sé, esquites o tortas de tamal sin, repito: sin carne de puerco, para honrar a los pueblos ancestrales. 

 Mejor aún: ¿y si la convertimos en una atracción gastronómica tipo “Conoce el mundo de la fritanga con el Presidente”? Tenemos un titular del Ejecutivo llamativamente proclive a publicar videos donde sale comiendo delicias regionales. Aprovechémoslo. Haces clic y… ¡pum!: el Presidente aparece en Tlaxcala, dándose una torta rellena de chalupas y milanesa.

Dos observaciones. La primera: el Líder no le mete mucho a la verdura, así que es poco probable que acepte grabar un video en el que sale comiendo, digamos, una ensalada Niçoise. Pero podríamos lograr que fomente una alimentación más sana al echarle lechuga a las flautas, o un poco de cilantro a la barbacoa. Hablando de barbacoa: basta de bromitas con eso. Ha quedado claro que tiene una fascinación al menos equivalente por las gorditas. No a las fake news. Sigan al doctor Patán para una dieta más sana.

POR JULIO PATÁN
JULIOPATAN0909@GMAIL.COM 
@JULIOPATAN09

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