LÍNEA DIRECTA

El destape

Nadie toca a Claudia Sheinbaum, el tema del Metro se resuelve con Slim, y el fracaso electoral en la Ciudad de México es culpa de Mario Delgado

OPINIÓN

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Ezra Shabot / Línea Directa / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En los tiempos del presidencialismo absoluto, el mandatario en turno esperaba hasta el último año de su gestión para destapar a su sucesor y así garantizar lo que creía sería su herencia futura.

   Para ello hacía desfilar a sus prospectos, los enfrentaba entre sí y finalmente se decidía por aquel que hubiese superado las pruebas y en quien más confiase.

   En su intento por reproducir al PRI de los 70, López Obrador piensa en la sucesión presidencial en forma similar. Sin embargo, los resultados electorales de junio le han complicado la maniobra.

   El desastre en el Metro y la pérdida de las principales alcaldías en la Ciudad de México dejaron a su delfín, Claudia Sheinbaum, en una posición de enorme debilidad frente a sus más próximos contendientes: Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal.

   Los gritos de "¡presidenta, presidenta!" en el Auditorio Nacional, en un evento preparado para fortalecer la imagen de la jefa de Gobierno y mostrar simultáneamente la debilidad del líder de Morena, Mario Delgado, quien fue abucheado para luego ser rescatado por Sheinbaum, fueron la cereza en un pastel hecho especialmente por el Presidente, para destapar a su heredera con más de dos años de antelación.

   Sin la presencia de Ebrard y Monreal, el mensaje de López Obrador fue claro: nadie toca a Claudia, el tema del Metro se resuelve con Slim, y el fracaso electoral en la Ciudad de México es culpa de Mario Delgado y del hoy excoordinador de delegados federales, el senador Gabriel García.

   El problema es que, este destape prematuro pone a Claudia Sheinbaum en el centro del escenario político y con todos los incentivos para golpearla, por parte de sus propios compañeros de partido que aspiren a la candidatura presidencial, dentro o fuera de Morena, y a pesar de los deseos del caudillo.

  Procesar de esta forma la sucesión provocará una guerra interna que reducirá aún más los márgenes de maniobra de un gobierno atado a la voluntad presidencial sin límite alguno, y en donde la cancelación de la posibilidad de aspirar a competir por el premio mayor abrirá la puerta a la salida de Morena de grandes figuras que buscarán la oportunidad en otros partidos.

   La frustración por no haber alcanzado una victoria total en la elección de junio y el daño sufrido por su opción preferida, llevaron a AMLO a tomar una decisión precipitada y a hacer más difícil la operación de la segunda mitad del sexenio, y de la sucesión presidencial.

   El sabio manejo del tiempo era una característica de los Presidentes priistas, al menos a la hora de escoger a su sucesor. Intentar regresar en el túnel del tiempo es una apuesta perdida, y más aún cuando se carece de templanza y límites en el ejercicio del poder

POR EZRA SHABOT
EZSHABOT@YAHOO.COM.MX
@EZSHABOT

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