No creo que exista un ranking que mida el grado de complicación o de complejidad en lo que a las reglas y las tácticas de un deporte se refiere, pero no tengo duda en afirmar que el futbol es uno de los más sencillos de todos.
El futbol no es complicado de entender, ni de apreciar. No mucho más que cualquier juego más o menos organizado, con reglas bien establecidas.
Te podría interesar
También jugarlo, para más o menos divertirse, no es tan complicado, comparado con otros deportes. Hacerlo bien, de manera profesional, por supuesto que tiene una gran dificultad y requiere mucha preparación, pero de manera entretenida casi todos que estén dispuestos a esforzarse un rato, lo puedes hacer.
El futbol es tan popular, siendo el deporte más conocido del mundo, principalmente porque es fácil, sencillo y simple. Eso no es malo, no tiene nada de negativo; todo lo contrario, es quizás su principal virtud. Hay que aplaudir de pie que sea tan básico, eso lo hace una verdadera joya.
No entiendo cuál es el motivo para desacreditar lo simple. Parece que muchos se ofenden o indignan cuando se afirma que el futbol es un entretenimiento amable, sencillo y fácil.
El hecho de que el futbol sea tan sencillo le da aun más valor al jugador profesional; entre tantos y tantos practicantes lo llevan a una exposición casi perfecta, que asombra a millones y millones en el mundo. Me quito el sombrero.
Las películas hollywoodenses con temática sencilla son las más exitosas; los libros más vendidos son los más comprensibles. Así es el futbol, el deporte más querido de todos.
Me resulta risible la complicación que le quieren imprimir, a las pláticas relacionadas con el futbol, muchos analistas y comentaristas. A un juego tan simple lo quieren tratar como si se hablara de química nuclear. A un entretenimiento tan básico lo elevan a filosofía existencialista.
¿Por qué hablar de futbol como si se tratara de la ciencia más complicada de todas?
Principalmente por pretenciosos, por mamarrachos, por petulantes, por aires protagónicos. Querer llamar la atención. Sin tener vela en el entierro, estos comunicadores snobs se sienten igual de importantes que los jugadores o entrenadores; no aceptan su lejanía con lo que pasa en el terreno de juego y con afanes de protagonismo hablan de manera cursi y barroca para intentar apantallar a los receptores de sus menajes.
Se inventan términos, posiciones, y funciones cada 15 días, presumen de asuntos que ni siquiera perciben los mismos entrenadores; corrigen, regañan y se burlan con el poder del micrófono.
El futbol es de todos, ojalá nunca se vuelva un tema de cerebritos que trabajan para querer deslumbrar.
POR PONCHO VERA
ALFONSO_VERA@HOTMAIL.COM
@PONCHO-VERA
MAAZ