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Los veteranos van por Alito

El zafarrancho registrado el martes 29 de junio en las inmediaciones de la sede nacional del PRI, dejó entrever la disputa, si bien incipiente, de actores y grupos políticos

OPINIÓN

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Arturo Rodríguez García / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El zafarrancho registrado el martes 29 de junio en las inmediaciones de la sede nacional del PRI, dejó entrever la disputa, si bien incipiente, de actores y grupos políticos que intentan hacerse con el control de ese partido aprovechando la crisis que atraviesa desde la debacle electoral de 2018.

Las elecciones del 6 de junio dejaron dos lecturas al priísmo: primero, la perdida de ocho gubernaturas quedando en cuatro gobernadores, un mínimo histórico que se materializará una vez que se releven los poderes. Luego, el incremento en su votación, así sea en torno al 1%, que le permitió 71 diputaciones federales con lo que mejora su presencia de 46 diputados actuales.

Frente a ese resultado, un primer atisbo de rebeldía ocurrió el 21 de junio, cuando el líder de la minibancada del PRI en el Senado, Miguel Ángel Osorio Chong apuntó patrimonialismo en la dirigencia nacional y, de plano, se destapó como un aspirante a dirigir su partido, donde los peñistas han sido relegados y sometidos a escrutinio.

El comité nacional viene renegando del “neoliberalismo extremo” del sexenio pasado y en el escenario legislativo inmediato, se debate entre una definición de izquierda moderna que podría respaldar algunas iniciativas presidenciales –anticipada por el propio López Obrador-- y en mantener la alianza con el PAN y el PRD como bloque opositor, una alianza que en buena medida depende de los amarres de Alejandro Moreno Cárdenas, electo dirigente hasta 2023, y en superar el divorcio entre sus diputados y el comité nacional.

En ese contexto, las movilizaciones del 29 de junio, marcaron el inicio de una abierta inconformidad interna con la dirigencia nacional que tuvo un efecto contrario, pues resultó en el arropamiento de sectores y organizaciones, así como de dirigencias estatales, a Moreno Cárdenas, Alito.

Huérfana en el discurso, la operación del grupo de choque notablemente coordinado --usando palos, piedras y armas de fuego—queda inexplicada entre la acusación que el propio Alejandro Moreno, lanzó sobre el exgobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz y los señalamientos de este a Moreno, imputándole un montaje cuyo objetivo es desprestigiar el plantón que exige su renuncia.

Como se sabe, todo inició con ese plantón en el complejo sexagenario de Buenavista que se instaló la madrugada del mismo martes, encabezado por Ulises Ruiz y Nallely Gutiérrez, una exfuncionaria de partido, quienes exigen la mencionada renuncia y que discursivamente proponen encaminar al PRI a una renovación de dirigencia y un posterior acto de “refundación”.

Aunque desde las primeras declaraciones se mencionó que el grupo de choque era acción del hoy prófugo Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, lo cierto es que en las imágenes de los hechos, fueron identificados dos dirigentes de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), el corporativo que siempre ha lamentado no tener la notoriedad de la CTM, dirigido por Isaías González Cuevas.

Los croquistas son Antonio Baltierra, dirigente de un sindicato de meseros con registro en Ecatepec, y Mario Machuca, dirigente de la CROC en Benito Juárez (Cancún) Quintana Roo. Y, aunque se trata de dos dirigentes menores, sus conexiones con políticos de mayor presencia resultan relevantes para entender el movimiento que al nonagenario PRI se le presenta.

La relación de Ulises Ruiz con Isaías González Cuevas es conocida, como también lo es el malestar del segundo por no haber sido postulado a la reelección como diputado federal. De hecho, uno de los alegatos de Ruiz es la forma en que se distribuyeron las plurinominales, sobre las que acusa nepotismo.

González Cuevas está inconforme desde hace tiempo. El año pasado, por ejemplo, el hoy ex priísta César Augusto Santiago intentó infructuosamente el registro como partido de su Fundación “Alternativa”, con firmas de apoyo de miembros de la CROC en un activismo en el que participó el mencionado Machuca quien apareció el martes en la sede nacional del PRI, junto con Ulises Ruiz quien si obtuvo registro en 2020, aunque como agrupación política nacional, en el llamado Movimiento por el Rescate de México.

Ambos, César Augusto y Ulises Ruiz, son ampliamente conocidos por su proximidad a Roberto Madrazo, el político que recién regresa a los reflectores con la publicación insulsa de su libro “México, la historia interminable”. Con esos antecedentes, es dable advertir que, frente a los resultados (buenos o malos, según se vea) de Alito, hay una reagrupación de veteranos que, como hicieron tras la debacle del 2000, quieren volver por sus fueros y eso pasa, necesariamente, por defenestrarlo.

POR ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA

COLABORADOR HERALDO RADIO

@ARTURO_RDGZ

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