LÍNEA DIRECTA

Sálvese el que pueda

El problema es que las medidas de confinamiento y reapertura, así como el torpe regreso anticipado a clases carecieron en todo momento de racionalidad

OPINIÓN

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Ezra Shabot / Línea Directa / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Cuando una combinación de ignorancia, perversidad y juego político se mezclan, el resultado no puede ser otro que el de un caos y la pérdida del control en un momento de crisis.

La pandemia por COVID-19 que seguimos sufriendo en todo el mundo ha sido manejada de esa manera en México. Desconociendo sus orígenes y sus efectos, la idea de que se trataba de un evento temporal de corto plazo dominó la estrategia de un individuo carente del más mínimo sentido de la responsabilidad social: Hugo López-Gatell.

Ante la avalancha de contagios y el número de muertos que hoy superan en la realidad el medio millón de personas, la mejor explicación es que se trató de un “fenómeno inevitable” y  por lo tanto no existió responsabilidad alguna por la mortandad producida.

El problema es que tanto las medidas de confinamiento y reapertura, así como el torpe regreso anticipado a clases carecieron en todo momento de racionalidad alguna y con ello la expansión del virus continuó sin control alguno.

Sin apoyo económico de ningún tipo, miles de empresas desaparecieron y el empobrecimiento aumentó significativamente. Así, además de un torpe manejo del cubrebocas como medida de salud pública, el mecanismo de obtención y aplicación de vacunas ha sido desordenado e incoherente.

La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) busca vacunas de todo tipo y la Secretaría de Salud impone un sistema burocrático restrictivo que lleva incluso a desconocer el destino de millones de dosis adquiridas.

La clasificación por edades en la aplicación de las vacunas, sin considerar la importancia vital de poner en primera fila a médicos, enfermeras y personas con enfermedades crónico-degenerativas ha llevado a la muerte a miles y miles de seres humanos que debieron haber sido considerados prioritarios por un sistema de salud obsoleto, desmantelado y carente del más mínimo sentido de humanidad por parte de los burócratas que, desde la cabeza hasta el primer siervo de la nación, dejaron morir sin piedad a este grupo poblacional.

Uno a uno, los enfermos de diabetes, cáncer u obesidad fallecieron porque no llegaron a tiempo a la vacuna, o porque sólo recibieron una sola dosis y la enfermedad los mató antes de que la lógica gatelliana les ofreciera la protección completa.

Negligencia criminal por parte de gobernantes que insisten en no asumir responsabilidad por un manejo irracional propio de una administración que ni sabe, ni entiende, ni está dispuesta a escuchar a otros profesionales no dispuestos a callar frente a la ignorancia de los políticos de la salud y de quien los sostiene.

Ante esto, a la ciudadanía no le queda otra que protegerse más allá de lo que la autoridad ofrezca.

Como quien dice: sálvese el que pueda.

POR EZRA SHABOT
EZSHABOT@YAHOO.COM.MX
@EZSHABOT

DZA