COLUMNA INVITADA

La distancia entre el pánico y la verdad: la mentira

Corrupción. Del lat. Corruptio,-oñis. 1. Acción y efecto de corromper o corromperse. 4. En las organizaciones, especialmente en las públicas

OPINIÓN

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Óscar Sandoval / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Corrupción. Del lat. Corruptio,-oñis. 1. Acción y efecto de corromper o corromperse. 4. En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores (RAE). Corrupción no es solo robar dinero o hacer un “negocito” a costa del poder público o las relaciones.

“Inicié con síntomas ayer por la noche afortunadamente son leves.”, Hugo López Gatell. “Lamento informarles que estoy contagiado de covid-19. Los síntomas son leves”, Andrés Manuel López Obrador. “A los adolescentes no les pega fuerte (…) que todo sea para ayudar a quitar miedos, temores”, Presidente de México.

“Comenzó el domingo con una breve indisposición (aseguró que se siente) perfectamente bien”, Jair Bolsonaro. La lista de políticos y funcionarios públicos que anuncian el contagio con “síntomas leves” en México y el mundo es más larga de lo que humanamente quisiéramos.

Me refiero a que es una enfermedad que no se desea a nadie, pero también a que la estrategia de comunicación elegida por las cúpulas del poder para minimizar lo que puede significar para una persona contraer el virus es inhumana y a juzgar por la definición de la Real Academia Española de la Lengua, también es corrupción.

Me sentía raro, fuera de mi. La prueba antígenos señaló que estaba contagiado por el virus, siguió la PCR que lo confirmó. En este momento, todavía sin honorarios médicos ni medicinas, el efecto económico para mi billetera ya era de $2,450.00, diecisiete días de trabajo bajo salario mínimo. Se sumó un nebulizador y un concentrador de oxígeno (que afortunadamente finalmente no fue necesario).

Para seguir a tono y no sonar conservador, al principio síntomas leves, es decir, temperatura de 36.5 grados, lo que prácticamente me permitía acceder a cualquier lugar en los momentos de mayor contagio.

Habrá quien diga que es una rueda de la fortuna que tan bien o mal te va (la edad y/o condición física hace tiempo dejó de ser justificación), a lo mejor médica y científicamente se puede comprobar. Mi experiencia es distinta.

Los síntomas son todo lo que has sentido en una gripa, haber comido un mal marisco y haber corrido diez kilómetros sin entrenamiento, la diferencia es que sin levantarte de tu cama. Al mismo tiempo, ninguno prevalece. La pérdida de dimensión del tiempo es un arma de doble filo, por un lado te permite que pase rápido, por otro, sin temor a exagerar, sentir que en cualquier momento dejas de respirar y mueres.

Desde el inicio de la pandemia he sido públicamente promotor del cubrebocas y el uso de gel antibacterial como medida preventiva. Considero, en pasado y en presente, que el confinamiento únicamente juega en contra de la economía y nuestro sentido de humanidad.

Pero también lo digo con todas sus letras, es inhumano, por decir lo menos, que las autoridades de México y el mundo no hablen con la verdad de una enfermedad a la que un segmento amplio de la población nos hemos enfrentado o lo haremos en el futuro próximo. La verdad nos hace libres porque nos permite tomar decisiones. Las mentiras provocan, en este caso, muertes.

Pueden haber tenido síntomas leves, pero normalizar eso desde el podio más escuchado de México o decir verdades parciales es corromper a un país. Es de humanos (no de conservadores o fifis).

POR ÓSCAR SANDOVAL
CONSULTOR, SOCIO DE 27 PIVOT
OSANDOVALSAENZ@27PIVOT.COM
@OSANDOVALSAENZ

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