El sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador no únicamente se ha caracterizado por la aprobación de reformas que permiten a las y los trabajadores ejercer los derechos sociales que por mucho tiempo les fueron arrebatados; es el primer sexenio en el que se ha visto una auténtica determinación para implementarlas.
En el México de hoy, la ley ha dejado de ser letra muerta para convertirse en la pauta de un nuevo entendimiento entre autoridades, empresarios y trabajadores. La regulación sobre la subcontratación así lo demuestra.
Éste no es logro menor. Mientras en naciones, incluso con mayor nivel de ingresos que el nuestro, han optado por sacrificar el bienestar del sector obrero durante la pandemia, en México no se ha permitido abandonar los compromisos que se habían establecido con ellos. Esto ha ido permitiendo que la actividad económica retome su curso.
Hoy todos nos hemos ajustado el cinturón, sin dejar de dar pasos concretos hacia la justicia laboral y social. Los resultados tangibles, a los que hago referencia sobre el tema de la subcontratación, fueron anunciados en fechas recientes: en tan sólo dos meses y medio, 830 mil trabajadores han salido de este esquema para ser reconocidos y registrados por sus patrones reales; lo que implica que tendrán por vez primera acceso al reparto de utilidades.
Como consecuencia positiva, ello ha permitido incrementar el salario de cotización ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en casi 11 por ciento.
Aún quedan algunas semanas del plazo que se les brindó a las empresas para regularizar la situación de sus colaboradores, por lo que la cifra de trabajadores beneficiados -sin duda- seguirá aumentando.
Lo anterior significará que el bolsillo de miles de familias se verá fortalecido, por lo que es posible prever un alza en su nivel de consumo con lo que se podrá llevar a un horizonte donde se perfile la recuperación económica más sostenida.
Hoy las leyes se cumplen, nadie está por encima de ellas. El interés general de la nación está en las manos correctas. Atrás quedaron los tiempos en los que la productividad de las empresas estaba a expensas del bienestar de los trabajadores.
En 2021, los acuerdos tripartitas se hacen valer, en beneficio de la economía y la sustentabilidad del crecimiento de nuestro país.
Vale la pena seguir profundizando la transformación en marcha.
POR PEDRO HACES BARBA
SECRETARIO GENERAL DE LA CATEM
MAAZ