COLUMNA INVITADA

Desde las entrañas de la consulta popular

La política en México está sobre regulada. Es un fracaso que nadie quiere aceptar, y que se ha elaborado en el marco normativo un conjunto sistemático

OPINIÓN

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Martha Gutiérrez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La política en México está sobre regulada. Es un fracaso que nadie quiere aceptar, y que se ha elaborado en el marco normativo un conjunto sistemático, armonizado y coherente de control tras control de facultades y atribuciones de las autoridades y poderes (incluyendo a los órganos autónomos) que pretenden atender a lo que hoy en día es el principio más aceptado en la política mexicana: la desconfianza del ciudadano al gobernante.

Cómo respuesta a esta desconfianza los políticos lejos de atender las causas, han incorporado al sistema normas y más normas que prometen revisar más las cuentas y el ejercicio del poder hasta el punto de hacerlo casi inoperante e inviable, pero están orgullosos de aprobar las normas que prometieron y que es una mentira, por la dinámica que en la realidad hemos vivido. Todos los partidos que han ejercido el poder sin excepción, hacen exactamente lo mismo. Esta afirmación es evidente sobre todo por el grado de corrupción que horizontalmente existe en el país bajo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en total descontrol, sin lugar a dudas.

Esta forma de ser toma relevancia por la famosa consulta popular y lo revelador que resulta el engaño a la población por el uso que realmente le está dando López Obrador, su principal promotor, así como por el fin real que persigue que es la capacitación y competencia hacia el interior de Morena para formar y depurar su caballería electoral.

Es evidente que más allá de ser una forma de participación ciudadana, lo que menos importa es precisamente la ciudadanía y la voluntad que ésta pudiera mostrar sobre algún tema en específico a través de este mecanismo legal, que pasó por un desafortunado y vergonzoso papel de la SCJN al revisar la constitucionalidad de la pregunta, pero ese es otro tema.

El mejor ejemplo se da particularmente en la Ciudad de México, espacio dónde el lopezobradorismo con Sheinbaum a la cabeza (y el esbirro de Ebrard Mario Delgado), perdió 9 de 16 alcaldías decidiendo las candidaturas del 2021. Sobre todo porque para ellos es urgente, contener lo que ya se viene encima, la caída de la izquierda en la CDMX para 2024, o en el mejor de los casos una negociada derrota para entregarla, tal cómo lo hizo el PRI hace años, como un gesto político de pluralidad, con tal de forzar el triunfo de Morena en la Presidencia de la República en 2024.

De arranque, es necesario recordar que Morena no ganó una sola candidatura a diputados locales, federales o alcaldes en más de la mitad de las alcaldías incluyendo las que concentran el pago del impuesto predial, el mayor ingreso per cápita del PIB, y consecuentemente las de mayores exigencias en servicios públicos a los gobernantes. Por ahí pasaron Layda Sansores, Víctor Hugo Romo, Patricia Ortiz Couturier, Vidal Llerenas, entre otros, con candidaturas tan cuestionadas que fueron el inicio y factor fundamental de la derrota. De igual manera el tan cuestionado por supuestos asuntos relacionados con trata de personas y bares Eduardo Santillán, el stripper Sergio Mayer, o tantos otros candidatos muertos políticamente.

Hoy, Claudia Sheinbaum decidió retirar al presidente de su partido en la Ciudad y nombró de facto a Tomás Pliego (quién se encargaba de asuntos de seguridad pública), nuevamente el asunto de la hyperlealtad, para reorganizar a la casi inexistente institución política. Por su parte éste decidió no encomendar a ningún actor político una sola alcaldía, por la profunda desconfianza que ellos mismos tienen (hacia ellos mismos) y por una especie de cuadrantes que incluyen entre 30 y 40 secciones, dividieron el territorio llamando a los más altos operadores electorales. Sin embargo, al no alcanzar el número deseado, incorporaron a otros tantos que cualquiera de los que ya se sentaban en la mesa propusiera. Posteriormente, fijaron con corte de cada semana metas de "promovidos" que deben llenar un formato con nombre, domicilio, clave de elector, teléfono de contacto, y entregaron pósters, mantas y volantes.

La meta implicó cuándo menos repetir los números de la elección de 2021, es decir entre 35% y 40% del padrón electoral. Les transmitieron la responsabilidad política y económica a esos actores que básicamente significa ponerlos a perseguir la zanahoria, para que con sus propios recursos sostengan a Morena y al Ejecutivo Federal. ¡Vaya clase de pensamiento de "izquierda" el que armaron!

Claro, que ya se han dado sustituciones y remociones en sus responsabilidades, para los que no cumplieron o que únicamente simularon, y con ello la evidencia a quienes sólo utilizaron a Morena en 2021 y que Andrés Manuel los cargó abiertamente en 2018, sin que ellos pusiera siquiera un taco de frijol (sin gorgojo) para la población. Así fomentan la competencia y mantienen a su ejército que hoy ronda el 30% a nivel nacional, muy cerca del objetivo, le dan "mantenimiento" a sus seguidores, y a nadie le importa si la consulta es real o ficticia, si es genuina y funciona el mecanismo constitucional o si es un campo de entrenamiento.

Para variar el Presidente de la República vociferando en sus "mañaneras", y la oposición criticando superficialidades, mostrando una notoria incapacidad de entrar al fondo de cualquier tema. No sé si porque simplemente no saben, o de plano se les secó el cerebro. Pero la discusión real, muy pocas veces se da. 

Después, no andemos con lamentaciones.

Y no es pregunta.

POR MARTHA GUTIÉRREZ
ANALISTA EN COMUNICACIÓN POLÍTICA
@MARTHAGTZ

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