VENTANA POLÍTICA

Tentar a la suerte

Pasada la consulta popular del 1º de agosto, hay una siguiente cita para los electores mexicanos. Se trata de la revocación de mandato introducida en la Constitución por el presidente López Obrador y que está prevista para marzo del 2022

OPINIÓN

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Verónica Ortiz / Ventana Política / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial.

Pasada la consulta popular del 1º de agosto, hay una siguiente cita para los electores mexicanos. Se trata de la revocación de mandato introducida en la Constitución por el presidente López Obrador y que está prevista para marzo del 2022.

El ejercicio enfrenta varios obstáculos: un umbral de convocatoria del 3% del listado nominal (2.8 millones de votantes); la previsión de recursos presupuestales para el INE y la falta de legislación secundaria en la materia. Cabe señalar que el Congreso aprobó la inclusión del mecanismo en la Constitución pero sigue sin expedirse la ley reglamentaria, lo cual implica un alto riesgo en cualquier escenario, más aún en caso de que la ciudadanía votara por revocar el cargo del Ejecutivo.

Y dichos obstáculos no son el único problema. El ejercicio es riesgoso por otras razones. Para empezar, en un régimen presidencialista como el nuestro, es una mala idea porque altera los términos de la elección de presidente de la República (en fecha determinada y por un único período de seis años).

La posibilidad de terminar el mandato presidencial por vía de una consulta introduce incentivos incorrectos en el ejercicio de gobierno, colocando al presidente en modo de campaña permanente, evitando tomar decisiones impopulares para no desagradar al electorado.

A su vez, la oposición se dedicará a encontrar motivos para descarrilar al Ejecutivo anticipadamente. Es mala idea por ser instrumento con escasas credenciales democráticas. Hugo Chávez usó la figura para justificar su permanencia en el cargo. Y sólo tres países en América Latina contemplan el referéndum revocatorio: Ecuador, Bolivia y Venezuela.

En México parece una mala idea para el presidente, sobre todo después de las elecciones intermedias de este año. Ciertamente, Morena ganó a nivel territorial al llevarse 11 de las 15 gubernaturas disputadas, pero perdió estrepitosamente en la Ciudad de México, otrora bastión del obradorismo.

El mismo resultado podría repetirse en la revocación de mandato y el nuevo revés para la jefa de gobierno, candidata favorita de AMLO para el 2024, seria imposible de remontar.

Por ello, tampoco es una buena idea estratégicamente hablando. La conseja es no arriesgarse en ejercicios de consulta si no se está seguro del resultado. Ejemplos hay de exceso de confianza con resultados contraproducentes para sus proponentes. Chile rechazó la continuidad de Pinochet con un plebiscito promovido desde el gobierno y los ingleses votaron por el Brexit y echaron fuera al primer ministro David Cameron.

Al final, para el país es una mala idea porque sigue distrayendo al gobierno federal de las tareas pendientes y urgentes. Lejos de generar confianza, añade otra fuente de incertidumbre. Lo que demandan los ciudadanos son acciones y rendición de cuentas. Lo demás es tentar a la suerte con las cartas en contra.

POR VERÓNICA ORTIZ
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@VERONICAORTIZO

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