En México nos gusta celebrar nuestra historia. Celebramos por igual a los héroes que nos dieron patria que a aquéllos que fueron decisivos para su consolidación a través de los años. Celebramos a nuestra Independencia y al gran triunfo en la batalla de aquél lejano 5 de mayo de 1862. Y celebramos también a nuestra Constitución de 1917, resultado de la también muy celebrada Revolución Mexicana.
Sin embargo, celebrar fechas o personajes de nuestra historia es algo fácil pues sólo requiere de nuestra disposición a la fiesta y al recuerdo. Pero celebrar nuestra Constitución es algo diferente y, por lo mismo, requiere mucho más de nosotros. Para celebrar nuestra ley fundamental no basta que nuestro calendario marque asueto el 5 de febrero o que nombremos numerosas avenidas o plazas a lo largo y ancho del país en su honor. Celebrar a nuestra Constitución requiere que aprendamos no sólo a honrar y respetar sus preceptos sino, también, que aprendamos a exigir que todo acto de autoridad que pretenda llevarse a cabo y legislación que pretenda emitirse, se apeguen puntualmente a sus disposiciones. Sin estos atributos, su celebración es hueca y carente de sentido.
Nuestra Constitución es la ley suprema del país y sus 136 artículos dan a los mexicanos la posibilidad de que en México haya certeza y Estado de Derecho, condiciones indispensables para el adecuado desarrollo de nuestro país. Sus disposiciones establecen las garantías individuales de los gobernados y los límites a las facultades de los gobernantes. Sin nuestra Constitución y su puntual observancia la vida en sociedad sería un caos y todos quienes vivimos en esta gran nación estaríamos sujetos a las decisiones arbitrarias y caprichosas de quienes nos gobiernan.
Es por esto, que resulta también fundamental que los mexicanos pasemos de la celebración simplista de nuestra Constitución a una actitud de franco compromiso con ella. Que aprendamos a alzar la voz cada vez que un acto de autoridad o ley pretenda violarla. Que demandemos de los gobernantes el apego irrestricto a su principal obligación que es la de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanen. Sólo si hacemos esto nuestra vida en sociedad se fortalecerá y lograremos vivir en un país donde el Estado de Derecho y el respeto a la ley sea la regla.
Por ello, desde Coparmex impulsamos la iniciativa Guardianes de la Constitución para que todo ciudadano tenga la posibilidad de convertirse en un defensor de nuestra Carta Magna. Porque sólo cuando logremos que nada ni nadie esté por encima de ella, podremos vivir como sociedad en paz y en armonía. ¿Te unes? Regístrate en guardianesdelaconstitucion.mx #Opinión Coparmex
POR ÓSCAR DE JESUS MARTÍNEZ TREVIÑO
PRESIDENTE DE COPARMEX NL
MAAZ