DIPLONOTAS

La transición que faltó en Polonia

El conservadurismo del partido Ley y Justicia, en poder desde 2015, provoca rechazos en grandes ciudades

OPINIÓN

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Beata Wojna/ Diplonotas / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Varsovia. Cambiar la mentalidad de un pueblo es probablemente lo más difícil en una transición democrática. Viajando por Polonia, el país que hace tres décadas vivió una profunda transformación política y económica, cualquiera se da cuenta del gran salto que ocurrió aquí.

Después de ser pobre, Polonia se encuentra hoy en el grupo de las economías de renta alta, con el PIB per cápita de unos 34 mil dólares. Su crecimiento alcanzará 4.8 por ciento y 5.2 por ciento en 2021 y 2022. Incluso, la contracción de la economía polaca de 2.7 por ciento provocada por la pandemia de COVID-19 fue de las más suaves en la Unión Europea (UE).

Los sueldos no han alcanzado aún los niveles de Europa occidental, pero los polacos ya gozan de un bienestar inimaginable en los tiempos del comunismo. Aún así la gente no está contenta.

Quejarse, es el deporte favorito nacional. Los tiempos han cambiado, sin embargo, en la mentalidad entendida como una característica común de una comunidad, están muy presentes el rencor, la falta de confianza en los demás y el criticismo generalizado.

Todos estos elementos ayudaban a luchar contra los golpes de la historia, pero hoy son una carga que dificulta desarrollar plenamente el capital social de los polacos. Influyen también en la política exterior.

Después de una etapa del entusiasmo que llevó al país a la UE en 2004, Polonia ya no es un discípulo modélico, sino un adulto quejumbroso, asertivo y obsesionado con la idea de defender la soberanía.

A eso hay que sumar la influencia que sigue ejerciendo la iglesia católica. Casi 92 por ciento de la población declara tener algún vínculo con esta institución.

Ahora bien, crece el criticismo de amplios grupos frente a la intromisión de las estructuras eclesiásticas en la vida y política de Polonia, ejercida con el beneplácito del gobierno.

El conservadurismo del partido Ley y Justicia, en poder desde 2015, provoca rechazos en grandes ciudades y entre las personas más educadas. No obstante, la política del gobierno basada en la idea de la familia católica tiene respaldo en las regiones con un nivel de desarrollo más bajo, en la parte sudoriental de Polonia. Mover estos grupos hacia una mayor apertura mental es todo un reto.

El cambio generacional, la emigración masiva de los polacos y el turismo internacional ayudan a modificar las mentalidades en una sociedad que se caracteriza por una gran homogeneidad étnica.

Asimismo, el crecimiento de los matrimonios mixtos entre los polacos y los extranjeros tiene un papel transformador, ya que permite a muchas familias y vecindades locales darse cuenta de que el mundo es diferente.

No obstante, aún queda mucho por hacer. Hace pocos días la Comisión Europea inició un procedimiento contra Polonia en relación con la violación de los derechos fundamentales de las personas LGBTIQ en los pueblos que establecieron “zonas libres de ideología LGBT”. La aceptación de las minorías sexuales es, sin duda, una asignatura pendiente en varios lugares de Polonia que mentalmente se quedaron en el pasado.

BEATA WOJNA
PROFESORA DE RELACIONES INTERNACIONALES EN EL TECNOLÓGICO DE MONTERREY
@BEATAWOJNA

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