DEFINICIONES

El show de Silvano

Con todo y banquito, trata de lavarse la cara por las crisis que hereda y el futuro que le espera. Su intento por librar la cárcel no oculta el desastre

OPINIÓN

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Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Con todo y banquito se pasea. Anda en pleno tour, tratando de lavarse la cara. A menos de 100 días de dejar el cargo, el gobernador de Michoacán se ocupa de su futuro político, pero sobre todo jurídico. Lo de gobernar, hace rato pasó a segundo plano. No en balde es el gobernador peor evaluado de todo el país, con 86% de desaprobación entre los michoacanos (Arias Consultores, junio 2021). Mientras él construye la narrativa de la infiltración del narcotráfico en la elección para la gubernatura —de la que se percató una vez pasada la elección, ya derrotado su candidato—, Michoacán se incendia.

Silvano Aureoles ha montado un espectáculo a las afueras de Palacio Nacional y la SCJN, a ver si lo reciben. Se sienta con su banquito y espera. López Obrador, en las últimas tres semanas, se ha sentado a la mesa con más de la mitad de gobernadores, entre mandatarios en funciones y electos, algunos de su partido y otros de oposición. Apenas a finales de la semana pasada reiteró que con el michoacano no se reunirá. Ni él ni Cabeza de Vaca, de Tamaulipas, son bienvenidos. El problema para que se dé un encuentro no parece estar en la cancha presidencial, sino en la del mandatario estatal. Lo de Aureoles parece un intento por lavarse las manos de las crisis que hereda y el futuro que le espera.

“Entregar un estado en paz”, fue su compromiso hace casi seis años. Quedó a deber. Michoacán es la cuarta entidad con mayor número de homicidios de enero a mayo de este año: 896; de ellos, 106 han sido contra mujeres.

Hablar de Aguililla, por ejemplo, es hacerlo sobre un territorio en desgobierno. Las bandas criminales se disputan el territorio, y el gobierno estatal ni a espectador llega. Hace mucho no puede siquiera entrar en la región.

Por eso resulta curioso, por decir lo menos que, en otra de sus visitas a la capital, en el Senado, presentó una iniciativa de reforma electoral para evitar la coacción del voto mediante la violencia, la intimidación, y que sea acorde con la ley federal de delincuencia organizada. En 2019, el gobierno de Michoacán se colocó como el de mayor opacidad, el que menos recursos propios generó y el que más intereses pagó por servicio de deuda pública (Índice de Información Presupuestal Estatal, IMCO). Eso sí, Aureoles pedía desde la Alianza Federalista un nuevo pacto fiscal, pese a ser incapaz de recaudar con eficacia.

El gobernador pasa la mitad de sus jornadas de trabajo, por las que sigue cobrando, en la CDMX. Mientras eso ocurre, el desgobierno reina en Michoacán. Aureoles está en una cruzada por librar la cárcel. De lo que ya no escapará es del rigor de los datos. En ningún rubro su administración queda bien parada. Lo que hereda es un desastre. En lugar de buscar culpables fuera, para entender por qué él y su candidato perdieron el 6 de junio, quizá deba detenerse en el caos provocado.

Off the record: A la par, prepara su defensa jurídica y alista maletas. Quienes han metido las manos al fuego por él, deberán dar la cara cuando como exgóber no aparezca.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN

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